Ep 28: Cerrando ciclos

101 10 0
                                    


El aire en Londres se sentía denso. Cada paso que daba hacia el departamento era más pesado, como si arrastrara un bulto enorme. Sabía que tenía que hablar con Dua, y no podía seguir posponiéndolo. Era hora de dejar las cosas claras.

Esa mañana, mientras me preparaba, repasé lo que tenía que decir. No iba a dejar que el miedo a confrontarla me detuviera. Era hora de demostrar que podía ser fuerte y tomar el control de mi vida.

Cuando salí de la habitación, la vi sentada en el sofá con una taza de café, tan despreocupada que me molestaba. Al verme, sonrió, pero no era la sonrisa que solía hacerme sentir bien.

—Buenos días, t/n. ¿Quieres café? —preguntó con un tono casual.

—No, gracias. Necesito hablar contigo —le respondí, con voz firme.

Dua frunció el ceño, notando que algo no iba bien. Dejó su taza a un lado y me miró, curiosa.

—¿De qué se trata? —preguntó, su tono sonando más serio.

Tomé aire y seguí adelante. No era momento de dar vueltas.

—Dua, he estado pensando en lo que hablamos la otra vez. Tú sugeriste que nos diéramos un tiempo, y después de reflexionar, creo que eso no es suficiente. Deberíamos terminar —dije, sin rodeos.

La expresión de Dua se tornó en incredulidad. La sonrisa se esfumó al instante.

—¿Terminar? ¿De verdad crees que eso es lo que necesitamos? —su voz casi temblaba.

—Sí. Esto ya es un drama ridículo. Te miro y no reconozco a la persona con la que solía estar. No puedo seguir haciéndome la tonta cuando todo está mal —respondí, firme.

Dua se quedó en silencio, como si estuviera tratando de procesar lo que acababa de decir. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero eso no me iba a hacer retroceder.

—¿Y si yo no quiero eso? —susurró, su voz rota.

—Dua, te necesito en mi vida, pero no así. No puedo seguir en una relación que se siente como un peso muerto. Ambas merecemos ser felices. Si realmente quieres que esto funcione, tienes que pensar en lo que estamos haciendo —le dije, segura.

Ella se levantó del sofá y caminó hacia la ventana, mirando hacia la calle. Sentí un tirón en el corazón, pero sabía que había tomado la decisión correcta.

—Tal vez debería haberlo visto venir. Pero no quería aceptar que esto estaba mal. Te necesito, t/n —dijo, con un tono melancólico.

—¿Necesitarme? Eso suena muy desesperado. No estoy aquí para salvarte. No te necesito, y es claro que esto no funciona. Es mejor que sigamos caminos separados —repliqué, sin dudar.

Dua me miró, y por un segundo pensé que podría ver algo de resistencia en sus ojos, pero eso no importaba.

—Está bien, si eso es lo que quieres... no puedo obligarte a quedarte. Pero te extrañaré —dijo, rindiéndose.

—Yo también te extrañaré, pero no puedo quedarme en una relación que ya no tiene sentido. Es hora de que ambas sigamos adelante. Además, puedes quedarte con el departamento. Sé que esto es tu hogar tanto como el mío, así que busca qué hacer. Yo me encargaré de la mudanza y de recoger mis cosas —le dije, tratando de ser lo más amable posible en medio de la ruptura.

Dua se quedó en silencio, mirándome con sorpresa. Era un gesto que quizás no esperaba, pero era lo correcto.

—No tienes que hacer eso... —comenzó a protestar.

—Sí, lo tengo que hacer. Mereces un lugar donde te sientas cómoda. No quiero que te sientas obligada a irte solo porque yo me estoy yendo —le respondí.

Cuando me di la vuelta, vi que sus ojos estaban llenos de lágrimas, pero había aceptación en su mirada. Salí del departamento, sintiendo una mezcla de tristeza y alivio. Había cerrado un capítulo, pero estaba lista para enfrentar lo que viniera.

El aire frío de Londres me recibió al salir, y mientras caminaba por las calles, sabía que era el momento de encontrar mi propio camino, de descubrir quién era sin Dua a mi lado. Tal vez el futuro no fuera tan aterrador después de todo.

GLAMOUR Y DESEO.                     KENDALL JENNER X T/NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora