Cuando llevaba a mis hijos al zoológico, siempre me intrigaban las aves, y me preguntaba: ¿Qué pasaría si las dejáramos en libertad? Seguramente, muchas volarán en cualquier dirección. Sin embargo, algunas elegirían regresar a la jaula porque no saben cómo vivir en libertad.
A menudo nos sucede algo parecido. Te pregunto: ¿has aprendido a vivir en libertad? A través de Su sacrificio, Cristo abrió la jaula en la que estábamos cautivos y nos concedió la libertad para vivir plenamente, sin las cadenas del pecado que nos aprisionan.
Tal vez, en ocasiones sientes que sigues en esa jaula, viviendo como esclavo. Pero hoy quiero decirte: eres libre. Su Palabra dice: "Así que, Cristo nos ha liberado en verdad. Ahora asegúrense de mantenerse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud." Gálatas 5:1 (NVI). Cristo lo hizo posible por ti.
Angélica, hemos muerto y resucitado con Cristo. Él te ha liberado de los poderes espirituales de este mundo. Por lo tanto, no tienes por qué seguir viviendo prisionero del pecado, de los sentimientos, de las emociones negativas o de la falta de perdón. Ahora estás en Cristo. No es con tus fuerzas, sino a través de Su Espíritu que puedes vivir en esta libertad.
Hoy puedes romper con las mentiras que el enemigo ha sembrado en tu vida durante todos estos años. Jesús es la llave para abrir la puerta de la jaula en la que has estado cautivo tanto tiempo.
Oremos: Señor, abre mis ojos para ver quién soy en ti. Ya no quiero vivir como esclavo/a, sino como hijo/a. Gracias porque me has hecho verdaderamente libre. Gracias porque tu Espíritu me ayuda a discernir las mentiras del enemigo y me revela tu verdad. ¡Gracias por lo que estás haciendo en mi vida! En tu nombre, Jesús. Amén.
Fuiste creado/a para vivir en libertad.
No lo olvides nunca: ¡Eres un Milagro!