Angélica, te saludo en el comienzo de esta nueva semana, donde quiero compartir contigo un tema muy especial.
Hace poco más de 20 años, un misionero de Estados Unidos, llegó a la casa de mis abuelos. Este misionero comenzó un estudio bíblico en su hogar, donde mi padre escuchó la palabra de Dios y tomó la decisión de entregar su vida a Cristo. Esto cambió por completo su vida, y a través de él, la mía.
Seguramente tú tienes una historia parecida. Quizá no fue un misionero; tal vez fue un vecino, un amigo, o algún desconocido que llegó a tu casa con el mensaje del evangelio. A mí me gusta llamar a esto; ¡encuentros divinos!
Lo que para ti o para mi pudo ser una coincidencia, para Dios siempre estuvo en sus planes. Siempre estuvo en los planes de Dios que la historia de mi familia fuera cambiada por medio de este misionero que trajo las buenas nuevas. De la misma forma que siempre estuvo en sus planes alcanzarte a ti con su amor y su gracia.
En los evangelios también podemos ver cómo Jesús tuvo varios encuentros divinos con personas y como esos encuentros cambiaron por completo la vida e historia de estos personajes. Esta semana queremos explorar algunos de esos encuentros y lo que Jesús hizo en ellos, así como lo que Él quiere hacer en tu vida también.
Me encanta cómo puedo ver el corazón de Jesús en Lucas 19:10: “Pues el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos.”. Tú y yo un día estuvimos perdidos, y es gracias al corazón de Jesús que hoy podemos decir, como la letra de la canción “sublime gracia”:
Sublime gracia del Señor
Que a un infeliz salvó
Fui ciego mas hoy veo yo
Perdido y Él me hallóJesús busca y encuentra a los perdidos, y lo hace a través de encuentros divinos, quizá tu ya tuviste este encuentro con tu salvador, quizá hoy Jesús te llama a ser el mensajero que lleva su mensaje de salvación a otros.
Angélica, ¿hay alguien hoy con quien puedas tener un encuentro divino? ¿Hay alguien a quien puedas compartir las buenas nuevas de Jesús: un amigo, un familiar, un compañero de trabajo?
Hoy te invito a ser ese mensajero que lleva la salvación a alguien porque cada encuentro es una oportunidad para cambiar una vida, por eso hoy te animo a ser un milagro en la vida de alguien más. ¿Te animas?
No lo olvides nunca: ¡Eres un Milagro!