Capítulo XI: Lo que siento de verdad.

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Pasarón los días y Tweek estuvo completamente recuperado realmente después de dos semanas, Craig estuvo al tanto de Tweek y, cada noche después de acostar a León se había vuelto costumbre que el hombre pasará a la habitación del rubio para platicar de cualquier cosa o, a veces de temas más profundos.

- ¿Te has enamorado rubio? -Preguntó el hombre mientras veía como Tweek solo se quedaba pensando por unos minutos.

-Amo a León, amo a mis amigos y siempre coqueteaba jugando con Stan, aunque debo admitir que era... ¿lindo? No lo sé. -Explicaba el omega.

-No, yo hablo de amor físico, el de una pareja. -Aseguró.

-Mi ex fue mi única relación y realmente no se si era amor. -Confesó pensativo. - ¿Qué se supone que debes sentir?, ¿Paz, conformidad?... ¿Qué sentías tú por Thomas?

Craig entonces se dio cuenta que había sido una pésima pregunta para la noche. Suspiró pensando y volteo a ver al rubio, realmente le creía cuando le decía que no entendía porque con el tiempo descubrió que Tweek fue privado de mucho por culpa de su madrastra.

-Se siente... paz, poder ver a esa persona a los ojos y decir "mierda, es tan sexy y lindo que quiero protegerlo, amarlo y co... bueno tener hijos con él" Aunque yo personalmente no era fanático de la idea de los bebés.

- ¿Y León?

-Mi padre, me heredó la empresa con la condición de que debía tener un hijo; Thomas estaba emocionado yo...realmente no soy bueno con los niños, pero deseaba demostrarle que podía hacerme cargo de su empresa. -Explico con una media mueca el pelinegro intentando que eso no fuera una excusa a su comportamiento con su cachorro. -Amo a León, solo al principio no quería.

-Sí, lo entiendo así. -Tweek le puso una mano en el hombre de Craig, como consolándolo. -Yo creo que lo has hecho bien y tu padre estará orgulloso en el cielo.

-Gracias Tweek. -Craig y él se vieron por un momento, eran esos momentos los que hacían que Craig pasará con Tweek, porque encontraba calma y paz a toda su vida; porque podía perderse en los ojos del rubio, porque lo veía como un salvador, alguien lleno de amor y dispuesto a enfrentar al mundo con la mejor cara.

Le parecía lindo y sexy...quería protegerlo, cogérselo y...

Apartó la vista intentando no caer ante la idea que cada vez, entre más días pasaban se sembraba en su cabeza. Tweek por su parte, realmente le gustaba Craig, pero el mismo sabía que no estaba permitido y por eso disfrutaba esas pláticas porque eran una forma de calmar su propio corazón.

-No creo haber sentido nunca eso. -Se sinceró después el rubio. -Douglas quería quitarme mi virginidad, el mismo me lo dijo, Stanley no le importaba eso, pero realmente solo nos vemos como amigos y jugamos a coquetearnos porque ambos venimos de mierdas de familia y... y realmente es lo único que he tenido.

- ¿En serio? -No le asombraba la respuesta, si no la paz con lo que le decía.

-Algún día llegará ¿verdad? -Eso si sonó esperanzador ante los oídos del alfa. -Mientras llega yo soy feliz cuidando a León y, si nunca llega, bueno, los tengo a ustedes ¿verdad?

Tweek se refería a sus amigos, pues a estas alturas el rubio pensaba que el moreno era uno más de sus mejores amigos, sin embargo, Craig para nada pensó eso y pensó que se refería a él y León.

-Siempre. -Aseguro besando la cabeza del chico, ese gesto se le había quedado igual. -Buenas noches Tweek.

-Buenas noches Craig.

A la mañana siguiente, se paró y desayuno rápido agarrando a su pequeño cachorro y pidiéndole a Gary que lo llevará al centro comercial con León mientras buscaban algo pues se había enterado de algo ayer en la mañana.

Pequeños MilagrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora