Capítulo 40 ♤ El último juego

55 9 9
                                    

La puerta del camión blindado se abrió con un chirrido metálico. Crowley se apresuró a ayudar a Aziraphale, sosteniéndolo firmemente mientras descendía del vehículo. A unos pasos de ellos, Luke revisaba a los oficiales, todos inconscientes y esparcidos en el suelo de la carretera.

—Los llevaban a una muerte segura —dijo Luke, lanzando una mirada rápida hacia Aziraphale y Crowley—. René planeaba acabar con ustedes en cuanto cruzaran las puertas de la prisión, sino es que antes. Nos adelantamos para evitarlo.

Aziraphale, todavía aturdido por la situación, lo miró con el ceño fruncido. —¿Y cuál es el plan ahora?

Luke sonrió apenas, con esa expresión calculada que rara vez dejaba ver. —Vamos a quemar estas camionetas. Crowley, ayúdame a subir a estos hombres a las camionetas

Aziraphale hizo una mueca de incomodidad. —Pero...

—No te preocupes —lo interrumpió Luke con firmeza—. Todos ellos trabajan para René. No son inocentes en esto.

Crowley le dio un suave apretón en el hombro a Aziraphale, ofreciéndole una sonrisa tranquilizadora antes de irse con su padre. —¿Estás bien?

Aziraphale asintió, devolviéndole una sonrisa. —Sí, ve. Yo estaré bien.

Crowley asintió y se apartó, dejando a Aziraphale solo junto a Persi, quien había permanecido en silencio durante toda la operación. Con un suspiro profundo, Aziraphale encontró la oportunidad de expresar lo que sentía.

—Gracias, Persi. No sé cómo agradecerte esto.

Ella le lanzó una mirada de lado, con su típica expresión reservada. —Tenía una deuda contigo, Aziraphale. Ahora estamos a mano.

Sin esperar una respuesta, Persi se apartó para continuar con el plan, dejando a Aziraphale en un silencio lleno de significado, mientras observaba las camionetas listas para arder y a sus aliados preparándose para dejarlas atrás junto con cualquier rastro de esa noche.

.
.
.

Terry parpadeó lentamente, abriéndose paso entre las sombras del sueño y la realidad. Aún sentía un peso en su cuerpo, la persistente niebla del dolor, pero una cálida sensación se filtraba en su consciencia. Levantó ligeramente la cabeza, apenas lo suficiente para ver una mano entrelazada con la suya, un toque suave y firme que reconocería en cualquier rincón del mundo.

Kate estaba a su lado. A pesar de las sombras bajo sus ojos, de la palidez en su rostro y la tensión en su mandíbula, su mirada brillaba con un alivio que le llegaba al alma.

—¿Kate? —murmuró, su voz apenas era un susurro quebrado.

Ella esbozó una sonrisa temblorosa, y en sus ojos vio el brillo de lágrimas contenidas. —Aquí estoy, amor mío. No me he movido ni un segundo desde que volviste a mí.

El toque de sus manos era firme, un ancla en medio de la tormenta de recuerdos y el dolor. A pesar del peso del pasado reciente, de las marcas visibles e invisibles que cargaba, sentía cómo el amor de Kate lo envolvía, calmando su respiración y apaciguando su corazón.

—Pensé que… pensé que te había perdido —susurró ella, con un nudo en la garganta que casi le impidió hablar.

Kate se inclinó un poco, y con un gesto de ternura, llevó su otra mano a acariciar su mejilla, como si fuera algo tan frágil que pudiera desaparecer. —Mi vida— rió débilmente —nada en este mundo o en cualquier otro me hará apartarme de ti.

Las palabras de Terry eran tan serenas, tan llenas de amor y de certeza, que algo en el pecho de Kate se quebró y sanó al mismo tiempo. No tenía que decir más, porque en ese instante, en el susurro de su nombre, en la presión suave de sus dedos, sintió cada promesa cumplida, cada sacrificio compartido, y cada latido que aún los unía.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Obsesión y Lujuria {AziraCrow}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora