Reconciliaciones

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LUCÍA

Llegamos otra vez a la casa de Santa Bárbara y nos bajamos apresuradamente ansiosos por ver la tabla. Recién me acordé de mi ukulele y lo rescaté del olvido. Entramos con un poco de trabajo pero más contentos que nunca. El día no podía estar mejor. Yo estaba emocionada por la compra que había hecho en la mañana pero no quería comentarlo con Gloria. Desde que mi hermano se adueñó de ella , más nunca me he podido desahogar, ni hablarle a solas.

Los dejé desempacando la tabla y corrí hacia mi habitación. La tenía preparada con lo necesario para cuando viniera no tener que cargar con maletas. Entré rápidamente y los recuerdos comenzaron a invadirme. Estaba igual que como la había dejado la última vez, excepto por la ropa del clóset. Se veía distinto a como recordaba. Mis prendas estaban desordenadas y el cajón de mi lencería estaba ligeramente abierto. Lo abrí y descubrí que faltaba un jueguito blanco que me había comprado en el último viaje. Mi buena memoria nunca falla, así que hice recuento y recordé que tenía otro idéntico en mi apartamento y que además, había sido el que usé aquel día en el que descubrí lo mucho que amaba a mi Joaco.

Me puse unos de los trajes de baño que vi a mano y salí en puntillas rumbo a la habitación de él. Me escabullí y comencé a revisarlo todo, estaba segura que el autor de aquella fechoría había sido él. Como en efecto, descubrí en uno de los cajones de la mesa de noche mi lencería junto a una foto mía. Me alegró saber que pensaba en mi aún cuando no estaba cerca. Solté una sonrisa pícara y me dirigí nuevamente a donde se encontraban ellos. Rieron al verme lista para lo que se venía y me recriminaron el no haberlos ayudado a desempacar todo.

Mi hermano se negó a que me fuera hacia la piscina sin esperar a que él se cambiara. Hice mi berrinche característico y tomé como pude la tabla de surf y corrí hacia la piscina. Él me siguió corriendo a toda velocidad, mientras se desprendía de todas las prendas de vestir. Se quitó los zapatos, la gorra, la camiseta e intentó sacarse el cinturón ,pero se le acabó la pista y terminamos aterrizando los dos en la piscina causando un chapuzón tremendo. Me di con la tabla en la cabeza y comencé a hundirme. No podía aguantar la risa y por eso tragué agua. Me hundía como ancla y mis manos trataban de aferrarse a la tabla. La travesura casi me cuesta la vida, si no es porque mi hermano vino a socorrerme. Al principio se asustó pero cuando vio mi cara tan relajada enseguida lo tomó a broma.

- ¡Ves, caprichosa! , lo que te pasa cuando quieres competir conmigo.-Me sacaba a la superficie con una mano y con la otra me despegaba del la tabla, a la que yo me había aferrado sin piedad.-Creo, que vas a tener que ir a practicar con el Ukulele, porque el agua no se te da nada bien.

Gloria nos observaba a lo lejos y cuando vio que no pasaba nada grave, se fue a cambiar a la habitación. Cuando la vimos desaparecer supimos que nuestro tiempo había llegado.

- Esta escena se parece un poco a la del Titanic - me dijo Joaquín con una sonrisa de medio lado. Lo miré confundida y me aparté el pelo del rostro.- Pero, espero que no termine de la misma forma --Continuó-- Ya yo te salvé, sólo espero que me dejes un ladito en la tabla para no congelarme.

Me reí a carcajadas con aquella ocurrencia de Joa. Tiene una facilidad para asociar asuntos que parecen no tener relación.

- ¡Bueno!, creo que podría darte un lugarcito en "nuestra tabla", ¡Si! , porque es nuestra. Nuestro amor no lo va a hundir nadie. O sobrevivimos o morimos juntos. - Le dije categóricamente.

Todo quedó en una inmensa quietud. No nos atrevimos a acotar más nada. Yo miré sus ojos, buscando la forma de acercarme a él. No aguanté su mirada penetrante y me lancé a besarlo.
Nos abrazamos con pasión y nos dejamos llevar por el agua. Enredé mis piernas a su alrededor dejándolo prisionero y completamente a mi merced. Él se fue directo a mis glúteos, amasándolos con furor. Fue corriendo la pieza de mi bikini y sin darme cuenta tenía sus dedos urgando en mi intimidad. Fue realmente satisfactorio disfrutar de sus caricias por debajo del agua. Nos hundimos lentamente hasta quedar completamente sumergidos cuál película romántica. Siempre soñé hacer esto y estaba cumpliendo mi fantasía de la mejor manera posible.

El amor nos tomó por sorpresa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora