Capítulo I

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LUCÍA


Estábamos abrazados en el sofá. El vino había hecho efecto en nosotros y el calorcito que desprendíamos nos hacía fundir nuestros cuerpos para huir de la friolenta noche de invierno. Esto no era una reconciliación, sólo es nostalgia por los tiempos pasados, pero nunca nos imaginamos lo que estaría por suceder. No supimos en qué momento se abrió la puerta, pero nos despertamos al sentir la algarabía de nuestra hija encima de nosotros cuando nos descubrió en esta situación. Alberto y yo llevamos separados 20 años, y nuestras vidas habían tomado rumbos diferentes. El amor de Rocío era lo único que nos mantenía unidos. ¿Cómo íbamos a explicarle a Ro, lo que estaba pasando?

-¡Mamá! ¡Papá! ¡No lo puedo creer! No saben lo feliz que me ha hecho verlos juntos-Nos decía Rocío, mientras repartía besos indiscriminadamente a su padre y a mí .

Nos miramos sin saber qué hacer, y entonces nos dedicamos a apreciar su felicidad. Al fin se apartó de nosotros y decidió caminar en busca de la puerta, para salir a celebrar con sus amigos ,lo que para ella era una buena noticia.

La presión en mi cabeza hizo que me mareara. Me incorporé en el sofá y, mantuve la cabeza erguida. Todo me daba vueltas, y mi mente no paraba de imaginar las tantas excusas que podría decirle a Rocío para que se convenciera de que lo que vio no era lo que pasaba realmente. Alberto se ofreció a llevarme a mi casa, para poder ayudarme en caso de que los mareos continuaran.


Cuando llegamos me tomó de las manos y me dijo algo que no esperaba escuchar-¡Mírame, Gachi! Yo voy a respetar cualquier decisión que tú tomes; pero quiero decirte, que yo todavía siento cosas por tí y creo que podemos darnos otra oportunidad. Ver a nuestra hija feliz me ha hecho pensar que a lo mejor tú y yo podemos volver a intentarlo. Te confieso que siempre mantuve la esperanza de que algo como esto pasara.

Una lágrima rodó por mi mejilla y empecé a sollozar. No podía creer que esto estuviera pasando. Para mí, esta historia había concluido hace tiempo, ya nuestros caminos se habían apartado. Sentí su mano recorrer mi rostro y sus ojos azules me miraban con impaciencia.

-Alberto, no sé qué decirte. Déjame procesar todo esto. Mañana hablamos- Le dije mientras le daba un beso en la mejilla.

Subí hacia mi apartamento y comencé a llorar de la desesperación. Mi corazón estaba confundido y solamente había una persona en el mundo que me daba paz, que me refugiaba bajo sus brazos y me hacía sentir protegida y amada.

Mi hermano Joaquín , era para mí un puerto seguro y con él podría aclarar mis sentimientos. Eran las 9: 30 pm cuando lo llamé.

-Hola Gachi, ¿Cómo estás?- Me contestó al segundo timbre.
Cuando escuché sus palabras comencé a llorar como una niña pequeña le dije que quería hablar con él. Su voz se entrecortó y comenzó a calmarme como pudo.

-¡Ven a mi casa!, para poder cuidarte. Aquí está Pancho y Viviana, que estamos a punto de cenar.

Del otro lado del teléfono, el rostro de Viviana, debe haberse transformado totalmente. Hace tiempo que no estamos en buenos términos.

Se escuchó su voz a lo lejos que dijo con ironía- ¿Va a venir a cenar? ¡Que bien, así completamos la mesa!

Terminé la llamada con Joaquín y después de veinte minutos y ya estaba en su casa. Pancho saltó disparado de su silla y corrió a abrirme la puerta. Me levantó en brazos y me llenó de besos
- ¡Mi tía hermosa! ¡Cómo te quiero!-Me dio un beso en la mejilla que resonó en todo el ambiente.

Yo no cabía de la emoción, todo lo que necesitaba en ese momento era ser mimada, y mi príncipe lo estaba haciendo de maravilla.

Entré y fui directo al comedor donde estaban Joaco y Vivi muy acaramelados. Saludé a mi cuñada y me volví enseguida hacia mi hermano. Me prendí a su cuello y empecé a regar besos por toda su cara. Revolví su cabello y hundí mi nariz en su cuello para sentir su olor, ese aroma que me hacía bien. Él se apartó ,con una carcajada, provocada por las cosquillas que le hacía sin querer con mi pelo. Viviana no podía disimular su odio hacia mí.

El amor nos tomó por sorpresa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora