Desengaño

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VIVIANA


Mi mundo se cayó cuando vi esa escena. Mi mente entró en shock y el silencio se apoderó de mi durante toda la noche. Ahora estoy en el hogar, abrazada a Felipe, el único de los chicos que hizo afinidad conmigo desde el primer día. En estos momentos era lo único real en mi vida. No tenía noción desde cuándo estaba viviendo una mentira. Buscaba pistas en mi mente y venían cientos, algunas falsas, otras ni siquiera recuerdo si pasaron, o sólo fueron producto de mi mente traumatizada.
Puede que haya sospechado alguna vez, pero sentir la realidad golpeándome la cara era mucho peor.

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FLASH BACK

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....FLASH BACK

La fiesta estaba llegando a su punto más álgido. Yo no quería perderle la pista a Joaquín. Tenía la intención de verlo a solas. Entre bailes y carcajadas, casi me pierdo el momento en el que se escurrió por el pasillo en busca del baño. Lo seguí sigilosa y cuando al final pude acercarme a sus pasos lo ví hablando con Lucía en la puerta del baño. Me escondí detrás de la pared y con uno de mis ojos espiaba la escena. Quedé petrificada cuando los vi besarse. Era un beso apasionado, se podía sentir en el ambiente la tensión sexual que sentían sus cuerpos.

Yo me sentí asqueada y humillada, no podía creer que después de tanto tiempo navegando entre el juego de hermanos- pareja, terminó por hacerse realidad.

¿Desde cuándo estarán jugando este juego macabro?

Me alejé de allí y corrí otra vez a la sala. Nadie se dio cuenta de mi ausencia, así que me senté cerca de la mesa de la bebida y me serví una copa. No me atrevía a moverme, mis piernas me temblaban y mi garganta se secó. Todo el lugar me daba vueltas y la música comenzó a sonar distorsionada y cada vez más lejana.

Manuela fue por el mismo camino que yo había transitado minutos atrás y temí que viera lo mismo que yo. Cerré los ojos y aguanté la respiración.
Para mí sorpresa regresó con la misma sonrisa que se había ido y justo detrás aparecieron ellos con la culpabilidad reflejada en sus rostros. Se notaban sobresaltados y disimulaban su inquietud. Mi mirada había cambiado, la gata se había transformado en una leona. Estaba vigilando mi presa y esperaría el momento exacto para atacar.

Las chicas arrastraron a Joaquín hacia la pista y comenzaron a bailar. Yo no le perdía ni pies, ni pisada a mí "excuñadita". Ella no dejaba de mirarlo, con mirada de mujer celosa. Hoy por primera vez podría descifrar la verdadera intención de aquella mirada. Su cuerpos se atrajeron y comenzaron a deducirse delante de todos. Siempre estuvo frente a nuestras narices y nunca lo percibimos. La vi tomar el látigo en la mano y con un pie encima del sofá, danzaba para él mientras usaba el látigo para recorrer su cuerpo.
Mi corazón estallaba en odio y me tuve que controlar para no acabar con la fiesta. Cuando recuperé la respiración y mi vista se aclaró lo vi sentado en el butacón en medio de todas, bailaban para él y aprovechaban la ocasión para manosearlo.

El amor nos tomó por sorpresa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora