Mi Galán

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Joaquín

Este día fue muy loco, mientras llevaba a Gachi al hospital, pensaba en lo rápido que cambia todo en un momento. Cómo, al despertar de la maravillosa noche de ayer, iba a encontrar este día tan nefasto que no acaba jamás.

Llegué al hospital y mientras trasladaban a mi hermana, le expliqué al médico con mis palabras todo el historial. Rápido, la atendieron y descartaron ACV y comenzaron a estabailizarle la presión arterial. Yo me quedé esperando a Pancho y a Viviana en la sala de espera. Ellos llegaron dos horas más tardes y me acompañaron hasta que el médico nos indicó que podíamos verla.

Para alivio de nosotros todo fue un susto producto de las tensiones del día. Lucía nos hizo prometerle que no le diríamos nada a Rocío y así lo hicimos.

A la semana, ya todo estaba igual que antes. Gachi estaba totalmente recuperada. Nuestras visitas al hogar se convirtieron en algo religioso y ahora más que nunca estábamos pendientes de la seguridad del hogar y de los chicos.

Los productores me llamaron para avisarme que dentro de una semana comenzaría el programa televisivo en el que íbamos a participar. Junto a nosotros iban a estar Patricia Sosa, Moria Casan y Alex Sergi.

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LUCÍA


Las chicas me llamaron para decirme que la fiesta de disfraces ya estaba confirmada. Tendría que ser antes de que Patricia y yo comenzáramos las grabaciones del programa. Por fin, había llegado el momento de extrenar mi atuendo, moría de ganas por verle la cara a Joaquín cuando me viera así.

Eran las 10 de la mañana y yo estaba en mi departamento sin muchas expectativas para el día, me preparé un buen baño y me metí en la tina para relajarme un poco. Mis hormonas estaban un poco revueltas y del solo hecho de sentir el agua tibia inundando mi piel, enseguida mis sentidos comenzaron a necesitar estímulos carnales. Comencé a respirar hondo y mis manos involuntariamente se escurrieron por mis senos.
Por más que trataba de imitar las caricias de mi Galán, nada podía remplazarlo. Mis orejas se encendieron y mi intimidad comenzaba a mandarle señales a todo mi cuerpo de que estaba lista para ser poseída.

No aguanté más y salí corriendo de la ducha. Busqué en mi placar la lencería más provocativa que tenía y me la puse. Me puse unos jeans pegados y una blusa escotada. No tenía mucho tiempo para escoger otra cosa. Dejé mi cabello suelto y me puse el perfume que sé que lo volvía loco.

Salí rumbo a la productora, a estas horas, era el único lugar en donde lo encontraría. Llegué sin mucho problema y corrí rumbo a su oficina.

La gente me saludaba extrañada por mi visita y yo sólo asentía con la cabeza y les dedicaba una sonrisa. Cuando llegué a su oficina entre sin llamar y ahí estaba él, sentado en su buró y junto a él la secretaria. Me hirvió la sangre cuando la vi casi encima de él y con su cabello rozaba el rostro de mi hombre.

- Hola, hermanito. ¿Cómo estás?n-dije con una pizca de enfado por la imagen que estaba viendo.

- Hola... Gachi, ¡tú, aquí!-se sorprendió.

- ¿Cuál es el problema con qué haya venido? No sabía que tenía la entrada vetada en este lugar.-le respondí molesta.

- No digas boludeces, sabes que puedes venir cuando quieras.

- ¿O es que acaso no quieres que te vea, haciendo algo indebido?-Lancé una mirada fulminante contra la secretaria y ella salió prácticamente corriendo de la oficina fingiendo que se había olvidado de algo.

El amor nos tomó por sorpresa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora