Después de salir de la casa del duque, Bri decidió quedarse en el centro de la ciudad cuando la reina estuvo lista para marcharse de regreso al palacio. Había decidido no contarle sobre su discusión, de momento se lo guardaría.
Necesitaba pensar y para hacerlo, tenía que estar lejos de todos ellos. Con dos guardaespaldas, caminó mirando al piso por unas cuadras hasta encontrar un pequeño café al que solía frecuentar con Alioth. Cuando entró y se sentó en el rincón más alejado de la puerta, festejó para sus adentros no haberse encontrado con ningún paparazzi.
Los dos guardaespaldas se ubicaron en una mesa junto a la que ella había escogido. Estarían allí en lo que llegaba el coche que Arlet había dicho que enviaría, y luego, quizás les pidiera que la llevaran a la casa que se suponía que sería suya cuando se casara. No imaginaba un mejor lugar para despejar su mente que ese.
Aunque mucho se temía que no podría sacarse de la cabeza que Lord Víctor tenía algo que ver con las fotos que les habían enviado a los miembros del consejo. No sabía si también con los ataques, pero el presentimiento estaba allí, casi demasiado obvio como para no habérsele ocurrido antes.
Lord Víctor era el único beneficiado si quitaba a Alioth del medio, y dado que carecía de escrúpulos, tenía mucho sentido.
¿Debería correr a contarle sus sospechas al rey? No, se contestó a sí misma. Era su hermano, no podía hacer semejantes acusaciones sin tener pruebas.
Estaba perdida en sus pensamientos, cuando sintió que alguien se aclaraba la garganta junto a ella. Alzó la cabeza para mirar a la camarera y parpadeó creyendo que estaba alucinando, pero cuando lo hizo varias veces y la misma cara seguía allí presente, soltó un suspiro de cansancio.
¿Había pensado que el día no podía ponerse peor? Qué gran equivocación.
—¿Qué haces tú aquí? —demandó arrugando la frente. Era la última persona a la que quería ver. Justo cuando estaba dejando de pensar en lo que había provocado, aparecía para recordárselo una vez más.
—Trabajo aquí, algunas personas tenemos que hacerlo para mantenernos, ¿sabes? —dijo Lía corriendo su melena rubia a un costado—. Aunque no creo que lo entiendas, estoy segura de que ni siquiera conoces la palabra. ¿Qué vas a pedir?
Bri soltó una risita.
—¿A ti? Nada, ya me envenenaron hace poco y no tengo ansias por volver a padecerlo de nuevo. Creo que mejor me voy a un lugar más agradable, este ha dejado de estar en mi lista.
—Como desees —contestó la joven encogiéndose de hombros—. ¿Has visto a Alioth? ¿Cómo está?
Brianna sonrió apretando los dientes y tratando de contener ese cúmulo de ira que se arremolinaba en su pecho, ansioso por explotar.
—Por supuesto que vi a Alioth, es mi prometido. Nos vamos a casar, ¿no te has enterado aún? Vivo en el palacio.
Al contrario de lo que esperaba, a Lía no se le borró la sonrisa en ningún momento.
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Descontrol en la realeza (Los van Helmont I)
RomanceAño 1994: La familia real de Sourmun nunca se había enfrentado a escándalos semejantes a los que estaba provocando el actual heredero al trono y era necesario ponerle un punto final. Blancos favoritos de los paparazzi, el príncipe Alioth y su mejor...