Capítulo 29

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Si Alioth había estado desesperado antes, ahora ya no le alcanzaban las palabras para describir cómo se sentía

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Si Alioth había estado desesperado antes, ahora ya no le alcanzaban las palabras para describir cómo se sentía. La situación era insostenible. Tenía más urgencia por encontrar a Brianna que antes. No solo porque cada día se sentía más vacío sin ella, ni porque Lía se lo había pedido, sino porque el doctor Melton creía que los análisis estaban equivocados.

Aparentemente habían sido intercambiados en un pequeño accidente, y existía la posibilidad de que Bri estuviese embarazada.

Lo volvía loco solo pensar que ella estaba sola, perdida en algún lugar lejano cuando además estaba esperando un hijo.

—No sé dónde está, Alteza —insistió Arthur y Alioth notó que solo mantenía la compostura antes sus demandas porque estaban en presencia del rey y su esposa—. Tengo personal buscándola día y noche, no han descansado en ningún momento.

—¡No es posible que no tengan ni una maldita pista! ¡Tienen que encontrarla, Hamilton!

—Estamos haciendo todo lo que...

Alioth terminó golpeando una pared con un puño y de haberse desviado apenas unos centímetros le habría dado al vidrio de la ventana que tenía al lado.

—¡Entonces hagan más! Dobla el personal, triplícalo, rastreen cada maldito rincón de este país. Ella tiene que aparecer.

Arlet se levantó del sofá en el que se había encontrado durante toda la discusión e intervino dándola por terminada.

—Señor Hamilton, por favor déjenos solos —dijo de repente con su tono imperativo de siempre y sin mirar al individuo en cuestión.

Arthur asintió y salió enseguida, dejando a los tres miembros de la familia a solas. Alioth no se tomó el tiempo de mirar a su madre ni a su padre. Sabía lo que le dirían, no debía perder los estribos de esa forma con nadie, ni con un empleado. Él estaba al tanto de que su comportamiento el último tiempo era vergonzoso. No estaba cumpliendo con sus deberes, pero tenía cosas en su mente que él consideraba más importantes.

—Alioth, ¿qué sucede? ¿Por qué tanta agresividad? Sabes muy bien que el señor Hamilton quiere encontrar a Brianna tanto como tú.

El príncipe soltó un suspiro.

—¿Y eso qué quiere decir, mamá? —replicó. Ella mantuvo la barbilla en alto y no respondió, probablemente esperando una respuesta a las preguntas que había hecho primero—. Quiero encontrar a Brianna, eso es lo que sucede. No solo quiero, sino que necesito encontrarla.

—¿No te parece que sería mejor que resolvieras el problema con esta otra mujer antes de que Brianna regrese? Si la quieres tanto, ¿por qué traerla cuando todavía no te has encargado de esa molestia? Si recuerdas bien, se marchó por eso.

Le hervía la sangre con solo escucharla, pero tenía que contenerse. Hacer un gran esfuerzo y no darle la respuesta que merecía.

—Eso es algo que necesitamos resolver juntos, mamá. Y ella también podría estar embarazada, es por eso que necesito hallarla. Quiero a la mujer que amo y a mi hijo aquí conmigo. Hay un gran peligro allí afuera, y si alguien llega a enterarse de esta posibilidad, está bajo un riesgo mayor al que creíamos.

Descontrol en la realeza (Los van Helmont I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora