Capítulo 2

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Como siempre, los dos se bajaron del auto con la cabeza baja y Alioth le dejó sus llaves al aparcacoches que había en la puerta de la casa en la que se estaba dando la fiesta

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Como siempre, los dos se bajaron del auto con la cabeza baja y Alioth le dejó sus llaves al aparcacoches que había en la puerta de la casa en la que se estaba dando la fiesta.

Nunca podían estar seguros de que no habría algún oportuno paparazzi intentando darles caza, estos siempre rondaban a su alrededor como buitres en busca de sus presas favoritas.

—Ya entremos —intervino Brianna mientras Alioth hablaba con el muchacho para asegurarse de que cuidaba del coche más que de su propia vida—. Ya sabe lo que tiene que hacer.

Se apoyó en la puerta del auto rojo, cruzándose de brazos con una pose que reflejaba aburrimiento.

—¡Brianna! No te apoyes, ¿por qué me haces repetírtelo todos los días? —siseó Alioth tomándola de la cintura para hacerla a un lado y empezaron a caminar juntos.

—Es solo un coche.

—Es un F50, Bri. No es solo un auto. Es especial.

—Lo cuidas más de lo que cuidarías a tu propio hijo.

Alioth se encogió de hombros.

—Estás exagerando, pero sigo sin verle el problema.

—¡Que matas la diversión! Si estás pendiente de eso no puedes relajarte y divertirte. Ya casi ni bebes alcohol cuando salimos. Te estás volviendo aburrido, Alioth.

El príncipe sacudió la cabeza y arrugó la frente.

—Solo me cuido cuando saco a pasear a este bebé.

La pelirroja ladeó la cabeza hacia su mejor amigo mirándolo con sorna.

—La última vez teníamos un chofer y tampoco lo hiciste.

—¡Tenía una reunión al día siguiente! A veces tengo que hacer un esfuerzo y comportarme, intentar demostrarles a mis padres y a todas esas personas que esperan que falle, que puedo ser un hombre maduro si me lo propongo.

Brianna suspiró.

—Solíamos divertirnos mucho más cuando no te interesaba cumplir con las expectativas de los demás. Ahora ni siquiera podemos compartir nuestra resaca.

—Podrías acompañarme en mi sobriedad de vez en cuando, no te vendría nada mal —propuso ganándose una mirada furibunda—. No me veas así, yo no tengo más opción. Estoy trabajando duro para ganarme un poco de respeto, soy el futuro rey, Bri. Imagina si algo llegara a sucederle a mi padre, tengo todo un concejo detrás de mí que podría decidir que yo no soy apto para gobernar. ¡Podrían poner a mi tío en mi lugar!

Brianna sintió que se estremecía con solo pensar que algo así podría ocurrir. Nadie quería a Lord Víctor a la cabeza de nada, el hombre era una de las personas mas crueles y egoístas que ella conocía. —Serás el mejor rey de todos, Alioth —musitó ella con un fugaz momento de seriedad—. Pero ahora vamos a festejar que todavía no lo eres y que tu padre es un hombre joven al que le queda mucho tiempo de vida.

Descontrol en la realeza (Los van Helmont I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora