Capítulo 29: La Carta II

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Luego de hablar con Setsuna, entre agotado a mi departamento, cada día se sentía más soledad allí, aún estaba Rocky, quien me recibió con alegría y Luna que me veía preocupada, force una sonrisa y me adentre a mi habitación para intentar dormir, me costó pero lo logre.

Al día siguiente, amanecí cómo si hubiera tenido un sueño de fe, uno que me permitía darme un respiro de aquellos que son necesarios para seguir. Llamé al Dr. Nakasaki para hacer efectivo mi permiso por salud, me tomaría dos días, sabía por un mensaje de Mayte que el niño fue pasado a cuidados intermedios luego de despertar, al menos ya tenía un peso menos de encima.

Mientras me preparaba el desayuno, mi puerta no dejaba de sonar. No podía entender quién podría venír a mí casa tan temprano, al abrir, un hombre que había visto en la televisión alguna vez estaba parado frente a mí puerta.

—¿Darien Chiba? —preguntó.
—Si — respondí nervioso, lo primero que se me pasó por la mente fue que estaba tan mal vestido para una entrevista, lo segundo es que ¿porque vendrían a entrevistarme? —. Perdón mis fachas, pero es que acabo de levantarme, si usted me espera...
—No se apure —dijo cerrando la puerta, autoinvitandose a entrar—,  ¿Bunny ya está despierta?
—¿Bunny? —pregunté confundido.
—Quise decir Serena —se explicó.
—Ella no vive conmigo
—Mmm. Bueno, mejor sino está aquí.
—Perdón, pero puedo saber  ¿por qué me busca y porque conoce a Serena? —pregunté más serio.
—Creo que es obvio que soy periodista, me debiste ver en alguna entrevista por ende es obvio que por ese medio conocí a Serena y a su padre —solo asentí —. Yo vine a dejarte algo que Kenji me encargó un día antes de morir en ese "accidente".

Me puse tenso, recorde que en las investigaciones, Serena reconoció a Murciélago, dijo que alguna vez lo vio en el centro de trabajo de su padre, ahora mismo me preguntaba si este hombre que tenía frente a mi, también tenía que ver en esto.

—¿Qué es lo que busca? Le advierto que no dejaré que nadie le haga daño a Serena —amenace. El me vio y sonrió. Tomó asiento sin que se lo permitiera y sacó un sobre que lo coloco sobre la mesita, ese sobre tenía lo nombre.
—Kenji tenía razón, dijo que si le pasaba algo, estaría tranquilo de que su hija quedaba en buenas manos —sonrió con nostalgia —, el ya recibía amenazas semanas antes, un día antes de su accidente me dio esto,  me dijo que ya había hablado contigo dejándote implícito muchas cosas.

Era cierto, una semana antes de su muerte, él me cito en su casa, fue realmente extraño para mí. Hasta ese momento yo representaba a una amenaza que pretendia alejar a su princesa de su lado. Esa misma noche vi salir a 🦇 Murciélago 🦇 de allí, esa misma noche escuche como en medio de la discusión que no entendía, mencionaban a Serena. Cuando escuché que la puerta se abría yo me aleje un poco, pero estaba casi seguro que ese hombre apodado murciélago debió verme porque incluso Kenji se puso mucho más tenso y nervioso al percatarse de mi presencia.

—Señor Kenji —lo salude yo aún más nervioso cuando cerró la puerta de su pequeño despacho.
—Hijo, toma asiento —trague saliva al escucharlo llamarme así, nunca antes lo había hecho. Siempre me llamaba jovencito —, te preguntaras para que te llame en ausencia de mi familia.
—La verdad, si —dije y el se rio, mientras el se relajaba más en mi presencia, yo me tensaba más ante su repentina buena actitud. El sacó un whisky de uno de sus cajones, eso también me sorprendió, sabía que no gustaba de beber mucho en casa, sirvió dos copas, uno para mi y otro para el.
—Quería que esta conversación se dé de hombre a hombre y de padre a futuro yerno —tomó un sorbo —, se que te he hecho la vida imposible pero cualquier padre le haría lo mismo a su futuro yerno, ¿verdad? —me imagine como padre de Rini, ¿seria yo así? —. Ojalá tengas dos hijos, una parejita como yo, se que a Serena le encantará aunque ahora parezca que algunas de sus actitudes aún son infantiles, quizá ese fue mi error. Siempre la he protegido demasiado pero también se que ella poco a poco a abierto su camino para irse algún día de aquí. Aunque digan que su relación empezó desde que ella empezó la preparatoria, yo se que empezó un par de años antes —casi se me paralizó el corazón al saber que no podíamos engañar a su padre —, también se que muchas veces se ha escapado de noche, se que le has ayudado a rendir mejor sus exámenes y que la has cuidado mucho más de lo que crei que lo harías, siempre pensé que te aburrirías de ella, por la diferencia de edades.
—No señor, yo nunca... —el levantó la mano en espera que guarde silencio —. Lo siento.
—Lo sé Darien, por eso antes que te vayas a los Estados Unidos, quería decirte que tienes mi pleno consentimiento y confianza, deseo que seas tu quien cuide de mi hija, quien la acompañe cuando yo no esté, que la haga feliz y le dé los hijos que ella desee.
—Yo... No se que decir, me hace infinitamente feliz que me otorgue esa confianza Sr Kenji, Serena es más que mi novia, es mi vida, mi familia.
—Lo se... Y no te preocupes que mientras estés lejos no dejaré que nadie se le acerque.

Perfecta ImperfeccionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora