11. nuevo comienzo

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GUIDO

Cayó la noche, y mis hermanos planearon cenar todos juntos, y en ese "todos" también entraba Luca, obviamente. Patricio se ofreció a prestar su casa para la reunión, ya que su novia salía con amigas, y sugirió pedir unas pizzas.

(...)

Al rato, llegué a lo de Pato. Ya estaban los tres juntos. Dejé un whisky en la mesa y saludé a Luca; con mis hermanos teníamos la costumbre de no saludarnos entre nosotros.

- ¿Todo bien, amigo? - preguntó Luca, con un tono que ya me daba mala espina - No sabés lo que me enteré, boludo, recién les estaba contando a ellos - dijo, medio riéndose, y ahí supe que tenía que preocuparme.

- ¿Qué pasó? - pregunté, dejando mis cosas para ir a buscar un vaso.

- ¿Te acordás de mi amigo, el mozo? El que una vez nos invitó a una joda en la casa - dijo Luca, a lo que asentí. Ese chico me caía bien, pero casi no lo conocía - Bueno, me contó que conoció a una morocha, bomba maaal, ¿viste?

Al escuchar esa descripción, sentí cómo se me formaba un nudo en la garganta, y rezaba para que no estuviera hablando de quien yo creía.

- Cuestión que le pido que me la muestre, me pasa el Instagram, y no sabés - soltó una risa, con un tono misterioso que me puso en alerta.

Veía cómo mis hermanos se tiraban miradas cómplices, aguantándose la risa, y yo ya sabía a lo que iba la conversación.

- Era la dama de la noche, por decirlo de buena manera, que te tiene hecho un boludazo - remató en tono burlón.

Los tres empezaron a reírse, y yo intenté incluirme, pero la verdad es que los celos me estaban matando, aunque ni siquiera sabía bien por qué. No me gustaba Julieta, y estaba intentando olvidarla. Pero me ponía celoso saber que otros tipos se la querían levantar.

- Ah, mirá vos - dije sirviéndome whisky, intentando sonar indiferente - ¿Y qué tiene?

- Sí, dale, hacete el boludo - agregó Patricio, con una sonrisa burlona.

- No te hagás el boludo, Guido, hasta hace dos días te la pasabas hablando de esta piba - dijo Gastón, todavía riéndose.

- Ahora, es increíble esto, ¿eh? - continuó Luca, disfrutando de mi incomodidad - Esta puta se los voltea a todos mis amigos, y yo, como un pelotudo, - se señaló a sí mismo - le pagué por una noche. Le hubiera dado un poco de atención nomás y seguro caía rendida.

Las risas de mis hermanos y de Luca retumbaban en la casa, y yo cada vez disfrutaba menos de la situación. Intentaba desviar el tema, pero no lograba nada, porque Luca siempre encontraba la manera de traerlo de vuelta.

- Igual estas minas son como el chicle: una vez que les agarrás el gustito... - siguió, mientras yo trataba de ignorarlo - no te despegás más.

- Sí, bueno, ya está. Al final sos vos el que no para de hablar de Julieta - dije, ya harto.

- Buee, era un chiste, boludo. Mirá si te vas a poner así por una prostituta.

GANAS DE VERTE | guido sardelli - airbagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora