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GUIDOApenas llegamos a mi casa, pude sentir con mas fuerza la desesperación que teníamos ambos. Era como si no pudiéramos dejar de besarnos ni un solo segundo.
Abrí la puerta de mi casa mientras la tenía a Juli besándome. Cuando ya estábamos los dos adentro, cerré rapido y la acorralé contra la pared, para empezar a besarle el cuello y recorrer su figura con mis manos.
Sentir como su respiración se aceleraba y como su cuerpo me respondía aferrándose a mi pecho, me volvía completamente loco y solo seguía alimentando ese sentimiento desesperado de necesitar hacerla mía.
Decidí hacerla desear un poco, jugando también con su desesperación, e hice una pausa, donde me quedé viéndola fijamente a los ojos mientras la agarraba suavemente del mentón. Sus ojos claros dejaban ver facilmente la dilatación de sus pupilas, lo que me fascinaba.
Le dedicaba una sonrisa ladeada mientras que con una mano acariciaba su cara, y con la otra la agarraba de la cintura, haciendo un poco de presión.
- Conmigo no te va a servir el jueguito de hacerte el difícil... - dijo susurrando en un tono desafiante.
Ver que ella también intentaba jugar conmigo, me encantaba y reforzaba el hambre sexual de ambos.
- ¿Ah, no? - respondí, también en un susurro, con el mismo tono desafiante.
Deslizaba mi pulgar suavemente sobre su labio inferior, gozando de como su respiración se hacía mas pesada por cada segundo que la hacía esperar.
- Veamos quien se rinde primero entonces, hermosa - dije sin despegar mis ojos de los suyos. Por más de que intentara hacerse la dificil, su mirada pedía por favor que la besara.
La tensión era palpable, y su cuerpo buscaba al mío a pesar de sus palabras desafiantes.
La mano que tenía en su cintura pasó a acariciar su espalda, con la yema de mis dedos. Sabía que ese ligero roce estaba desesperándola cada vez más, se notaba en su cara, en sus ojos, en su piel, en el aire.La acerqué hacia mi, quedando ambos de nuestros cuerpos super pegados, pero aún no la besaba. Quería ver cuanto tiempo más aguantaba sin romper esa distancia entre nuestros labios que yo mismo imponía.
De un momento a otro, ella no pudo aguantar más y me besó, a lo que cedí mientras la agarraba de la cadera.
Sin quebrar el beso, la agarré, la levanté para tenerla a upa y la llevé a mi habitacion, donde la recosté cuidadosamente sobre la cama.
Me puse a su lado, pero un poco apoyado sobre su cuerpo, y empecé a recorrerla de arriba a abajo con besos, mientras que con una mano acariciaba una de sus piernas.Me saqué la remera, ya sin poder aguantar el calor que sentía por todos lados, y la ayudé a sacarse el top, dejando su torso desnudo para, posteriormente, continuar besándola mas apasionadamente.
Lentamente iba subiendo mi mano por su pierna, y ella respondía arqueando su cuerpo en busca de más contacto, de más intimidad.
Nuestras respiraciones se entremezclaban y ella me miraba con esos ojos que, si bien antes buscaban desafío, ahora solo transmitían un deseo más que fogoso.
Me detuve unos segundos, manteniendo mi mirada fija sobre sus ojos. Me volvía loco verla tan excitada, y sabía que no podía posponer más el momento por el cual estábamos en la cama.
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GANAS DE VERTE | guido sardelli - airbag
DiversosEsta es la historia de Guido Armido Sardelli (35 años), y Julieta Parisi (24 años). Julieta es una prostituta. Tuvo que acudir a dicho "trabajo" por urgencias económicas, lo que la llevó a una cueva de sufrimiento, presión y ansiedad constante. En...