5. enjoy the silence

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JULIETA

Ya había pasado una semana desde mi discusión con Guido y la confrontación de su amigo, y me sentía mucho más en paz al respecto, aunque había tenido impulsos para autolesionarme más de una vez. Sin embargo, logré controlarlos y despejar mi mente con otras cosas.

Escuchar Airbag ahora se sentía rarísimo. Me dejaba con una sensación de vacío en el pecho, cuando antes me llenaban el alma. Sabía que todo esto era extremadamente exagerado, y lo sabía bien. Pero cuando se tiene una vida llena de problemas, malos tratos y bastante soledad, una mínima muestra de cariño te ilusiona rápidamente y con fuerza. Así que sí, un poquito de ilusión me había hecho durante aquella noche con el rubio, lo cual, a su vez, me parecía ridículo porque todo el mundo, incluida yo, sabía cómo era él.

A pesar de todo eso, tenía que seguir trabajando para poder comer. Lo único que agradecía era no pagar alquiler, ya que mi departamento fue una herencia que recibió mi mamá por mi abuela, y, bueno, eventualmente yo también la recibí.

Me había ido muy bien en el casting que tuve la semana pasada; me habían elegido y estaba más que contenta y ansiosa. El trabajo sería recién dentro de unas semanas.

(...)

Esa misma noche, mientras estaba tirada en mi cama, recibí una notificación que avisaba sobre un vivo que estaba haciendo el canal de Airbag, y decidí entrar. Se trataba de Guido en su habitación, hablando con la gente mientras leía comentarios. Estaba hermoso, con su pelo atado y una musculosa negra. Aproveché que mi nombre de usuario en YouTube no indicaba mi nombre real y decidí comentarle:

No podía creer cómo había respondido y no pude evitar sonreír un poco, hasta que pensé que seguramente ni se imaginó que fui yo quien le había comentado eso, especialmente porque mentí diciendo que era psicóloga recibida, cuando en realidad seguía estudiando, y el sabía eso sobre mí. Así que lo más probable es que haya pensado que fue una piba random del chat, pero no importaba mucho.

(salto temporal de unos días)

Por fin había llegado el sábado y, por suerte, me salvaba de trabajar porque tenía planes. Hace unos días, Mar me había propuesto salir a bailar, y yo acepté. Compró entradas para la Bresh, una fiesta que, sinceramente, me parecía muy careta, pero sabía que Mar tenía ganas de ir desde hacía mucho tiempo, así que la quería acompañar. Además, ella había pagado las dos entradas; no me costaba nada segundearla.

Con Mar habíamos quedado en encontrarnos allá directamente, antes de entrar.

Estaba contenta porque mis cortes y rasguños ya habían cicatrizado, lo que me permitía ponerme ropa corta y más linda con total libertad y sin preocuparme por que me vieran.

Obviamente, el animal print no podía faltar; era mi tipo de estampado favorito. Esta vez, marcó presencia en una pollera. El resto del outfit estaba conformado por un top negro y unas botas del mismo color, además de una carterita que era de mi mamá.


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GANAS DE VERTE | guido sardelli - airbagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora