3. ¿Julieta?

143 10 4
                                    

----------------------------------

JULIETA

- ¿Estás seguro?, mirá que no tengo problema en dormir en el sill... - me interrumpió.

- Vas a dormir conmigo, fin - dijo poniéndole fin a la conversación, yo solo sonreía embobada.

- ¿Y si vemos una peli? - hizo una pausa para pensar - te gustan las de Batman?, las de Nolan?.

- Siiiiiiiiii - respondí emocionada, las películas de Nolan eran mis favoritas de Batman.

La primera película empezó y después de más o menos una hora las cosas se pusieron... ¿Raras?, ¿sugerentes?.

Todo empezó con Guido pasando su brazo por mi hombro, quedando abrazada a él. Yo había apoyado mi cabeza en su hombro.

El rubio comenzó a acariciar mi brazo con la mano que tenía alrededor de mi cuerpo, y de repente empecé a darle suaves besos en la parte de la clavícula. Sus manos se fueron a los lados de mi cara y me preguntó:

- ¿Te puedo dar un beso? - dijo con una voz seductora, medio ronca, que rozaba el susurro, alternando su mirada entre mis ojos y mis labios. Nuestras caras habían quedado a tan solo unos milímetros de distancia. Yo solo asentí con la cabeza.

Se acercó suavemente a mi cara y anuló la distancia entre nuestros labios con un beso que empezó siendo tierno, para luego evolucionar en un beso más fogoso, íntimo y sediento de placer.

Guido me agarró de la cintura y me sentó arriba suyo, llevando sus manos hacia mi cadera y apretando ligeramente mientras me empujaba contra él para tenerme aún más cerca.

- Me estás volviendo loco, morocha - dijo con una voz aireada que me resultó muy atractiva - te quiero hacer de todo - acercó sus labios a mi cuello y empezó a besarme, provocando que mi excitación aumentara rápidamente, ya que me encantaban los besos en el cuello, y el rubio era excepcionalmente bueno dándolos.

Volvió a tomarme de la cintura y esta vez me recostó en el sillón. Era un sillón bastante grande así que no era incómodo. Se me puso encima, entre mis piernas, se sacó la remera y siguió besándome el cuello de una forma que parecía hasta desesperada.

Yo estaba completamente extasiada, con ganas de seguir y seguir, hasta que recordé los cortes que tenía en mis muñecas y los rasguños en mis piernas y sentí la urgencia de parar todo antes de que fuera más allá. No quería desnudarme y que me viera esas marcas que se veían de lo menos casuales.

- Guido... - dije tan agitada que me costaba hablar, el rubio parecía no escucharme - Guido - dije en un volumen ligeramente más fuerte.

- Shhhh - me calló apoyando su dedo índice en mis labios, para posteriormente sacarlo y darme un beso, a lo que respondí corriendo un poco la cara.

Guido se dio cuenta de que algo me pasaba así que se acomodó sentándose al lado mío.

- ¿Qué pasó?, ¿hice algo mal? - dijo con una voz agitada y un tono genuinamente preocupado, lo cual me había dado un poco de ternura y no pude evitar soltar una pequeña risita.

- Vos no hiciste nada mal, lindo - le hice una caricia en la mejilla - es solo que... - suspiré - me duele un poco la cabeza, ¿sabes?, perdón - hice un pequeño puchero con la boca.

GANAS DE VERTE | guido sardelli - airbagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora