16. negado y descarrilado

857 51 48
                                    

------------------------
GUIDO

El día había sido bastante agotador pero debido a su productividad. Nos la habíamos pasado produciendo, componiendo y tocando con mis hermanos para sumar cosas al próximo disco, al cual aun le faltaba bastante por pulir.

Llegué a casa cansado y destrozado, con dolor de cuello y de espalda por estar tanto tiempo en la guitarra. Necesitaba un respiro de todo, asi que me puse a escuchar música mientras me preparaba una buena cena, me merecía por lo menos comer algo rico despues de tanto estrés. Decidí hacer algo simple pero que nunca falla: fideos con bolognesa. Ya tenía la salsa preparada y congelada, así que la puse a descongelar mientras puse a hervir el agua

Mientras esperaba que el fuego actuara sobre las ollas, me llegó un mensaje de Juli diciendo que no podíamos vernos más y que tampoco fuera a su cumpleaños. Estaba seguro de que todo eso había sido mi culpa, y que seguro Alejandro había visto mi comentario. A decir verdad, un poco disfrutaba de saber que el otro se sentía amenazado por mi presencia en la vida de la morocha, pero me sentía un poco culpable por ella.

Le mandé muchos mensajes que no obtuvieron una respuesta ni una hora despues de haber apretado el boton de enviar.

Ya había terminado de cenar y, al seguir sin saber nada de ella, opté por ir a su casa sin previo aviso, lo cual podría haber sido un riesgo ya que, si Alejandro estaba ahí, iba a armar un quilombo zarpado del cual no quería formar parte. Si bien me gustaba provocar, no me gustaba el lío al pedo, y menos con ese pibe.

Manejé hasta la casa de la morocha, llegando en tiempo record, y toqué el timbre, esperando escuchar su voz por el portero.

- ¿Quién es? - preguntó ella con un tono genuinamente desentendido, ni siquiera esperaba que yo me apareciera en su casa de la mismísima nada.

- Ju soy yo, Guido, abrime. - dije sin dar muchas vueltas, rezando que por favor me dejara entrar.

- Andate Guido por favor no quiero más quilombo. - la noté con mecha corta, se notaba que su paciencia estaba a niveles casi nulos.

A pesar de su poca paciencia, decidí insistirle. No iba a irme de ahi sin una explicación cara a cara.

- Dale, nena - hice una pausa antes de seguir diciendo lo que quería, parando a pensar en su novio - ¿está Alejandro con vos ahí?

- No, pero se acaba de ir. Andate Guido, haceme un favor.

Nuestras palabras iban de insistencias en insistencias sin cesar, yo insitía en entrar y ella insistía en que yo me fuera.

Finalmente, despues de tanto insistirle, pude convencerla y bajó a abrirme la puerta del edificio, para luego subir ambos a su departamento.

- ¿Me contás que pasó? permiso - dije sentándome al lado suyo en un sillon, apoyando mis brazos en mis piernas y mirándola esperando por una respuesta, la cual no tardó para nada en llegar.

- No te hagas el pelotudo, Guido, yo te dije que te habías ido a la mierda comentando eso. - me dijo con una voz cargada de una debil firmeza, yo sabía que era muy probable que rompiera en llanto de forma inminente.

Era una chica muy sensible y tranquila, no le gustaba tener bardo ni problemas con nadie y yo lo sabía, por eso una parte de mi sentía una culpa profunda por haberle provocado todo eso, pero mi parte orgullosa por haber puesto celoso al otro no se esfumaba ni en lo más mínimo.

GANAS DE VERTE | guido sardelli - airbagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora