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JULIETALlegó el gran día, o mejor dicho, la gran noche: era mi cumpleaños. Decidí pasarla bien y disfrutar de mi fiesta sin importarme nada más, incluyéndolo en esa bolsa de desinterés al rubio.
Pero hablando de eso, voy a sincerarme. Me sentía pésimo por haber discutido con él, sabía que tenía que enfocarme en mi relación con Alejandro, pero la imagen de Guido invadía mi mente constantemente y no me dejaba en paz. En mi cabeza, sonaban repetidamente las cosas que me dijo aquella noche, por ejemplo, cuando dijo que por mí sintió cosas que nunca sintió por nadie más. No podía creerle. Si bien lo había perdonado por todo lo sucedido, sus palabras eran casi vacías para mí, rozando la insignificancia.
Sin embargo, una parte de mí se moría por creerle, por volver a esos brazos que tan loca me volvían, por volver a las ilusiones, a esas noches prohibidas. A veces sentía la necesidad de volver a conocerlo, como si fuéramos desconocidos. Empezar de cero. Capaz todo sería muy distinto, si pudiera volver atrás, cambiaría tantas cosas...
Ya era tarde, no podía estar pensando en él porque ya estaba comprometida emocionalmente con alguien más, que también amaba. Todo era confusión, una dicotomía. Me encantaba Alejandro, era un amor de persona conmigo y con todos, pero por alguna razón no podía dejar esa costumbre de compararlo con Guido a cada rato.
Por eso le pedí a Guido dejar de vernos. No quería más problemas con mi nueva relación, y podría empezar a olvidarlo poco a poco si ya no lo veía más, como venía haciendo antes. Todo mi progreso de superación fue tirado a la basura en el momento en el que tuvimos ese pequeño rato de intimidad en el baño de la fiesta de cumpleaños de Ale.
Pero bueno, dejando eso de lado, me sentía muy feliz y emocionada por mi fiesta; vendrían todos mis amigos, y los hermanos del rubio. No los había des-invitado a ellos, no tenían la culpa de nada. Igualmente, tampoco me haría tanta diferencia su presencia o ausencia, ya que no era cercana a ellos. Si querían venir, genial, y si no, también.
Eran las 19:00 hs y yo ya estaba en la quinta, acompañada de Mar, Fran, Leo - el novio de Mar - y Ale. Fueron a ayudarme para acomodar todo y dejar el lugar listo para la fiesta, que empezaría a las 22:00.
Afortunadamente, Mar y Fran se estaban llevando genial con mi ¿novio? Ya no sabía ni qué nombre ponerle a nuestra relación.
Mientras ordenábamos las bebidas, Mar me tocó el hombro y me hizo un gesto con la mano pidiéndome que la siga, a lo cual hice caso. Me llevó a uno de los baños para hablar.- Hoy pasala bien, ¿eh? Nada de boludeces de ponerte mal ni nada - dijo mi amiga, apoyando sus manos en mis hombros y mirándome fijamente.
No lo dijo en un tono amenazante, sino en uno de aliento, esperando que yo la pasara bien esa noche sin darle importancia a mis problemas.
- Obvio, Mar, tranqui - le dediqué una sonrisa para tranquilizarla y hacerle saber que todo estaba bien.
Ella sabía de mi discusión con Guido, y sabía de mis sentimientos de confusión.
- Bueno, solo quiero que disfrutes tu fiesta - se acercó un poco hacia mí, inclinándose -. ¿Y qué onda con lo de Guido? - dijo en un tono más susurrado, para asegurarse de que nadie escuchara desde afuera.
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GANAS DE VERTE | guido sardelli - airbag
RandomEsta es la historia de Guido Armido Sardelli (35 años), y Julieta Parisi (24 años). Julieta es una prostituta. Tuvo que acudir a dicho "trabajo" por urgencias económicas, lo que la llevó a una cueva de sufrimiento, presión y ansiedad constante. En...