19. contornos difusos, respuestas confusas

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JULIETA

flashback de la fiesta

Había pasado la noche en la casa de Fernando, ya no estabamos en la de la Alejandro porque iba a haber una fiesta.

Escuchando un poco cómo hablaban entre ellos sobre los invitados, pude enterarme de que Luca iba a ir, lo cual me sorprendió. Ya sabía lo nefasto que era él, pero me sorprendía como le daba la cara para ser partícipe de todo esto, todos los invitados de la fiesta eran personas que estaban enteradas sobre el plan que ellos tenían conmigo.

Desde que pisé la casa de Alejandro, él y Fernando se autoproclamaron prácticamente dueños de mi vida, y de todo lo que yo haría con ella. Decidían que iba a comer, si es que comía, la ropa que usaba, cuando dormía, cuando despertaba, cuando "trabajaba"... eso último obviamente era referido a la prostitución.

Me ponía tan triste saber del retroceso que había dado mi vida, otra vez era solo una prostituta, pero aún peor, porque ahora me manejaban todo.

Extrañaba modelar, extrañaba ir a la facultad, extrañaba a Mar, extrañaba a Fran, extrañaba mi casa, lo extrañaba a Guido también... y rezaba todos los días para que él no tuviera nada que ver con todo esto, pero la complicidad de Luca me hacía dudar.

Pensaba siempre en la preocupación de Mar, sabía que ella se preocupaba muchísimo si no le respondía rápido, y teniendo en cuenta que pasaron muchisimas horas, mi desaparición ya era algo evidente.

(...)

Era la hora de la fiesta, la gente empezaba a llegar y yo estaba ahí como si fuera un premio al cual tener en exhibición.
Me obligaron a ponerme lencería, esa sería toda mi ropa.

Todos los invitados serían mis "clientes", si así lo deseaban.
Esa noche yo tenía que dar dos servicios: un baile privado y bueno, el servicio más típico...

Quien quisiera acostarse conmigo debía pagar un precio más costoso que el del baile, y varios estuvieron dispuestos a hacerlo, incluido el amigo de Guido.
La única parte "buena" es que, por lo menos, no se permitían dos o más personas conmigo al mismo tiempo.

Todos hicieron conmigo lo que quisieron, me cansé de dar resistencia a cualquier cosa, prefería drogarme y que todo pasara más rápido.

Con el único que decidí hablar, fue con Luca. Después de que se acostó conmigo y empezó a vestirse de nuevo, decidí sacar el tema de Guido. No era un buen momento, pero sabía que sería el único donde podría intentarlo.

Estaba acostada en la cama, mirando al techo y haciéndome a mi misma unos masajes en el cuerpo para calmar los dolores que me estaban atormentando.

La habitación estaba completamente en penumbras, apenas podía notar los contornos difusos de los muebles y el cuerpo de Luca moviéndose.

- ¿Guido sabe algo... de todo esto? - le pregunté con una voz débil.

Cada palabra me salía temblorosa, y aún conservaba la esperanza de que Guido no tuviera nada que ver con todo lo que me estaba pasando.

Luca solo soltó una risa burlona, como si mis palabras no significaran nada, y me tocó el pelo.

- ¿Seguís pensando en él? - respondió en un susurro aspero - Olvidate de Guido, nena. Mientras vos estás acá, él está en otra, rodeado de minitas que no le complican la vida.

GANAS DE VERTE | guido sardelli - airbagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora