20. gritos en penumbras

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JULIETA

Otra vez en la casa de Alejandro.
Me encontraba en uno de esos pocos e inusuales momentos de "paz" donde no tenía que trabajar, ya que no había ningun cliente todavía.

Alejandro y Fernando estaban hablando enfrente mio, discutiendo sobre que harían conmigo, como si yo no estuviera ahí mismo escuchando todo.

Hasta que en un momento, sucedió algo inesperado: alguien tocó la puerta. Alejandro le hizo una seña a Fernando señalándome a mí y luego a una a habitación.

Fernando me agarró del brazo fuertemente y me arrastró, casi a una velocidad animal, a una habitación oscura y densa, donde el aire era espeso y casi no se podía respirar por la falta de entrada de oxígeno. Me ordenó que hiciera silencio, a lo cual obviamente obedecí asustada, y cerró la puerta.

Mi mente iba a mil, no paraba de preguntarme si quizas alguien había ido a buscarme. ¿Era realmente posible que alguien fuera a buscarme?, ¿Quién podría haber llegado hasta ahí?

Desde su escondite, lo único que alcanzaba a escuchar eran fragmentos de la conversación de afuera. No podía verlo, no podía salir, pero escuchaba claramente las voces.

Tan pronto como Alejandro terminó de preguntar quien tocaba la puerta, escuché la voz que menos esperaba escuchar:

La voz de Guido.

Sentía la urgente necesidad de correr hacia él y pedirle que me sacara de la cueva de sufrimiento en la que estaba metida, pero desgraciadamente no podía hacer nada. Mientras permanecía sentada en el piso de esa habitación fría y oscura, abracé mis rodillas y hundí mi cara entre mis piernas para llorar.

- Hola Guido, ¿todo bien? - preguntó Alejandro completamente desconcertado.

- Aca andamos... ¿sabes algo de Julieta?

Apenas escuché mi nombre siendo pronunciado en la conversacion, pegué la oreja a la madera de la puerta para intentar captar más palabras.

- No, ni idea... desde esa vez que me llamaste no supe nada.

- Ah, mira... pero se ve que para llevarla a fiestas sabes donde anda, ¿no?

- ¿De qué hablas? - se defendió Alejandro, afilando el tono de la discusión.

- Luca me dijo que te vio a vos con ella en una fiesta, y para ese momento Mar ya no sabia nada de ella.

La piel se me estremeció en un frío horrible que provocó ese dialogo. "Fiesta". Era obvio a lo que se refería Guido, pero por lo visto le faltaba mucha más información sobre eso.

- Ni idea por qué Luca te dijo eso, yo no se nada de Juli hace como una semana.

- No te hagas el boludo, dale, yo sé que seguro la debes tener acá, dejala salir porque te juro que no sabés de qué soy capaz...

- No me rompas las pelotas, pelotudo, anda a tu casa y deja de joder.

Escuché cómo la puerta se cerró inmediatamente, y cómo unos pasos se acercaban a mí, con intenciones claramente amenazantes.

GANAS DE VERTE | guido sardelli - airbagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora