19 - Graduación

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TN

Una semana pasó, fueron varios días en los que todo fue aún más extraño entre Hoseok y yo, varias noches terminábamos en su cama o en la mía teniendo sexo, y al despertar algunas veces estaba conmigo, en otras se iba o incluso yo huía antes de que despertara.

Nuestra relación era muy extraña y sentía que me iba a volver loca en cualquier momento porque a pesar de que estábamos relativamente bien, mi consciencia me seguía jodiendo una y otra vez con que debía alejarme de él.

Mi instinto de supervivencia me alentaba a alejarme, quería salir huyendo de esa casa y regresar a mi país, pero el cariño que le tomé a Angely y a Jungkook me hacía olvidarme de eso, a pesar de ser casi de la misma edad eran como mis padres, me cuidaban y estaban pendientes de mí en todo momento y por otro lado estaba Hoseok, el hecho de que me sentía segura a su lado y que cuando estaba entre mis piernas sentía que podría aceptar cualquier cosa con tal de quedarme a su lado, pero eso sólo era producto de mis hormonas y de haber probado la delicia del sexo.

Me estaba acostumbrando a esa vida, a ese país, a todo lo que involucraba a Hoseok y el sentimiento de culpa era agobiante y aunque quería olvidar el sentimiento, era inevitable, no sabía en qué momento había comenzado a disfrutar de todo lo que había a mi alrededor, o más bien de la compañía de las personas, y había perdido mi objetivo de retomar mi vida de antes, volver a mí trabajo o probablemente tener que buscar otro, estar con mi familia y tener de nuevo una rutina tranquila en la que despertaba por la mañana para ir a trabajar, me la pasaba en una oficina o recorriendo la empresa hablando con los trabajadores y luego volver a casa para dormir y volver a hacer lo mismo al día siguiente.

Por supuesto que mi vida no era perfecta, era aburrida a veces, pero al menos podía estar convencida de que mi seguridad no estaba en riesgo 24/7, o bueno, nunca tuve la certeza de que estaba segura, pues de cualquier forma me secuestraron.

Eran tantos mis pensamientos y las contradicciones que me llevaban a pensar qué vida me gustaba más, la anterior, donde vivía cómodamente bajo la misma rutina diaria, o una donde tenía amigos muy cercanos, salía de vez en cuando, me cuidaban hasta de romperme una uña y en la que a pesar de estar rodeada de personas peligrosas que llevaban un arma a la mano todo el tiempo, podía reír y sentirme bien.

Pero, el hecho de sentirme cómoda con las cosas nuevas, no eliminaba el hecho de que me encontraba con traficantes de armas y droga, que yo siempre juzgué a esas gente por ser los causantes de la violencia en el mundo, entonces, si toda la vida vi eso como algo malo, ¿por qué ahora convivía con ellos tan tranquilamente?, ¿en qué momento me había convertido en la mujer que calentaba la cama del jefe de la mafia en un país alejado del mío?, ¿por qué justificaba su trabajo sólo porque eran amables conmigo?, ¿por qué ya no me asustaba como antes?

Estaba tan inmersa en mis pensamientos que no me di cuenta que Hoseok tenía varios minutos tocando a la puerta y me di cuenta hasta que entró y me tomó de los hombros para hacerme reaccionar.

- ¿Estás bien? - giró la silla en la que estaba sentada para poder pararse frente a mí - he estado tocando a la puerta y no me contestaste, perdón por entrar, pero me preocupé.

- No te preocupes, estoy bien, sólo que estaba concentrada pensando en... Copito - mentí.

- OK - respondió no muy convencido, pero dado que era uno de los días en los que estábamos incómodos porque yo salí huyendo por la mañana no insistió.

- ¿Necesitas algo? - pregunté.

- Quería saber si ya estás lista para ir a comprar tu vestido - dejé las cosas de Copito en el escritorio y asentí.

Compras de medianoche (Mafia +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora