Sombras de Venganza

El Juego de las Máscaras

Capítulo 14: El Juego de las Máscaras

La mañana siguiente llegó como un rayo de sol que se filtraba entre las cortinas, iluminando el rostro de Jungkook mientras se despertaba lentamente. Sus ojos se abrieron con la luz, y la confusión de la noche anterior comenzó a desvanecerse, reemplazada por una sensación de calidez y satisfacción que nunca había experimentado. Sin embargo, a medida que la realidad se asentaba, recordó la presencia de Taehyung a su lado, la conexión palpable que habían compartido. Era un recuerdo embriagador, pero también confuso.

Cuando giró la cabeza, Taehyung aún dormía, su rostro sereno y relajado. Jungkook sintió un estremecimiento recorrer su cuerpo al recordarlo, sintiendo que había una conexión más profunda de lo que había planeado. Sin embargo, esa conexión no podía durar; en su mente, había un conflicto creciente entre su instinto de protección y la fría realidad de su vida como mafioso. Había algo en Taehyung que lo atraía, algo que iba más allá del deseo físico.

A pesar de sus pensamientos, decidió que no podía dejar que su guardia bajara. Jungkook se levantó con cuidado, no queriendo despertarlo. Se vistió en silencio, sintiendo la presión del mundo exterior empezando a rodearlo nuevamente. La vida de un mafioso era despiadada, y cada momento de debilidad podía ser mortal. Salió de la habitación y se dirigió a la cocina, su mente ocupada en la manera en que los últimos días se habían desarrollado.

Mientras preparaba café, su mente divagaba entre recuerdos de su infancia y la relación con su padre. Su figura paterna siempre había estado marcada por la autoridad y el miedo, y aunque Jungkook había tomado su lugar, había una parte de él que ansiaba romper ese ciclo de violencia y dolor. Pero su vida era un juego, un juego que requería una fachada inquebrantable, y Taehyung era una distracción que no podía permitirse.

Cuando el aroma del café llenó la cocina, Jungkook se encontró perdido en sus pensamientos. El sonido de pasos lo sacó de su trance, y se volvió para ver a Taehyung apareciendo en el umbral, con el cabello despeinado y los ojos entrecerrados. Era un espectáculo que, aunque simple, robaba el aliento.

—-Hueles eso?

Preguntó Jungkook con una sonrisa, tratando de mantener la normalidad en su voz.

-¿Café?

Respondió Taehyung, frotándose los ojos mientras se acercaba a la mesa. La calidez de su presencia llenó la habitación, y Jungkook no pudo evitar sentir que su corazón latía más rápido.

-Sí, hice un poco

Dijo Jungkook, sirviendo una taza para ambos. La conversación fluyó con facilidad, y se sentaron a la mesa, intercambiando miradas cómplices, cada una más cargada de significado del que ambos estaban dispuestos a admitir.

Sin embargo, en el fondo de su mente, Jungkook no podía sacudir la sensación de que algo en Taehyung no encajaba. Era astuto y encantador, pero había una oscuridad en su mirada que resonaba con su propio pasado. La mente de Jungkook se debatía entre la curiosidad y el recelo, una lucha que lo mantenía alerta.

-¿Qué planes tienes para hoy?

Preguntó Taehyung, tomando un sorbo de café y observando a Jungkook con una intensidad que lo hacía sentir expuesto.

-Solo negocios

Respondió Jungkook, encogiéndose de hombros. Había una parte de él que quería abrirse a Taehyung, pero la vida que llevaba lo hacía vacilar. No podía permitirse el lujo de confiar plenamente en nadie.

La conversación giró en torno a temas superficiales, pero había una carga emocional latente que se sentía en el aire. Cada broma, cada risa, era un recordatorio de la conexión que compartían, pero también del peligro que acechaba en las sombras. A medida que avanzaba el día, Jungkook sintió que la tensión aumentaba, tanto en su vida personal como en su mundo criminal.