Acecho en la Oscuridad

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Capítulo 2: Acecho en la Oscuridad

La noche caía lentamente sobre la ciudad, envolviéndola en sombras que parecían susurrar secretos y alimentar peligros. Taehyung avanzaba por las calles con pasos ligeros, sin dejar de observar a su alrededor, consciente de cada sonido, cada movimiento. Desde el primer encuentro en el club, no había podido sacarse la imagen de Jungkook de la cabeza: la silueta de un hombre de piel pálida y cabello oscuro como el mismo infierno, alguien tan imperturbable que parecía estar hecho de piedra.

La investigación que había comenzado como una simple misión para hacer justicia, se había convertido en una obsesión personal. Encontrar a Jungkook había sido el primer paso, pero aún le faltaba mucho para obtener el acceso directo que necesitaba. Tenía que traspasar sus círculos, infiltrarse en su vida. No solo deseaba verlo caer, quería ser la razón de su caída.

Durante la semana, Taehyung había reunido información sobre una subasta secreta en uno de los edificios más exclusivos de la ciudad, un evento frecuentado solo por los hombres más poderosos. Sabía que Jungkook estaría ahí, y esta vez no se limitaría a observarlo desde la distancia. Iba a acercarse, a integrarse en su mundo. Con su experiencia en la policía, había aprendido a cambiar su apariencia con facilidad; esta noche vestía un traje oscuro, el cabello cuidadosamente peinado y su rostro mantenía una expresión indescifrable.

Cuando llegó al edificio, un imponente rascacielos de cristal en pleno centro de la ciudad, Taehyung sintió una mezcla de emociones que no podía controlar del todo. Odiaba este lugar, pero entendía que era necesario para su plan. A pesar de su postura fría y calculadora, una pequeña parte de él no podía ignorar el leve temblor de sus manos. Recordar a su padre lo fortalecía, pero también le hacía revivir el dolor. Respiró hondo y avanzó hacia la entrada, mostrando la invitación falsa que había conseguido. Los guardias lo miraron brevemente, pero lo dejaron pasar sin preguntas.

Al entrar, el sonido de la música suave y las conversaciones de tono bajo llenaban el aire. La iluminación tenue y la decoración opulenta del salón le daban un aire de exclusividad y poder que parecía resonar con la esencia misma de Jungkook. Avanzó entre los invitados, con el rostro impasible, observando cada detalle y cada expresión. Se sentía como un lobo acechando en medio de la noche, esperando el momento perfecto para atacar.

Finalmente, lo vio. Jeon Jungkook estaba de pie junto a una mesa, conversando con un par de hombres vestidos de manera igualmente elegante. Su cabello oscuro resaltaba contra su piel pálida, y sus ojos, de un negro profundo, parecían captar cada detalle a su alrededor. Jungkook tenía una presencia inquietante, una frialdad que intimidaba a todos los que se encontraban cerca de él. Taehyung sintió una mezcla de ira y desprecio mientras lo observaba desde la distancia, pero también una inquietud que no quería admitir. Había algo en él que lo hacía ver tan inaccesible, tan malditamente seguro de sí mismo, que le enfurecía y, al mismo tiempo, le daba una razón más para desear su destrucción.

Pasaron varios minutos hasta que Taehyung logró acercarse lo suficiente para escuchar la conversación. Jungkook hablaba en voz baja, pero cada palabra parecía tener el peso de una orden, como si él controlara el destino de todos los presentes. Los hombres a su alrededor parecían escuchar con atención, respondiendo solo cuando Jungkook lo permitía. Taehyung se unió al grupo de invitados que lo rodeaban, ocultando su intención bajo una máscara de indiferencia.

Sin embargo, un detalle no escapó a la percepción aguda de Jungkook. Con sus ojos oscuros, el mafioso alzó la mirada y la dirigió hacia Taehyung, como si lo hubiera sentido incluso antes de verlo. Taehyung sostuvo su mirada, sin parpadear. Sus miradas se encontraron en un choque silencioso de voluntad y desafío. Por un segundo, Taehyung sintió que su corazón latía con fuerza, pero no apartó la mirada. Este era el hombre al que había jurado destruir, el hombre que pagaría por la muerte de su padre. Y nada, ni siquiera la intensidad abrumadora de sus ojos, iba a detenerlo.

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