Enredados en la Oscuridad

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Capítulo 10: Enredados en la Oscuridad

Los días pasaban, y la cercanía entre Jungkook y Taehyung se volvía cada vez más inevitable, una danza peligrosa entre secretos y sentimientos. Jungkook, el implacable y temido mafioso, notaba que algo en su vida había cambiado desde que Taehyung llegó. Se encontraba pensando en él de una forma que jamás había pensado en nadie. Taehyung era distinto, misterioso y tan astuto como él mismo.

Por su parte, Taehyung luchaba con sus propios sentimientos. Cada interacción con Jungkook hacía que se tambaleara la resolución que había tenido desde que Taeyang le confió su misión. La imagen de su padre muerto y los recuerdos de ese día se desdibujaban cuando estaba cerca de Jungkook. Se sentía traicionado por su propio corazón, por el deseo que crecía cada vez que el peligroso líder de la mafia lo miraba con esa intensidad desconcertante.

Una noche, Taehyung recibió un mensaje de Taeyang. Era una orden clara: debía cumplir la próxima fase de su plan. Taeyang quería que Taehyung comenzara a debilitar el imperio de Jungkook desde dentro, que lo hiciera vulnerable y lo aislara de su círculo de confianza. Pero, a pesar de sus órdenes, Taeyang se preocupaba por él. Sabía que el trabajo en encubierto podía consumir hasta al más fuerte, y su preocupación por Taehyung iba más allá de lo profesional.

Esa noche, en una de las propiedades de Jungkook, se celebraba una fiesta importante para las alianzas del grupo. Taehyung se encontraba en un rincón, observando a los invitados, calculando cada movimiento. Los amigos de Jungkook, Kim Namjoon, Min Yoongi y Jackson Wang, estaban allí, rodeando a su líder como una fortaleza impenetrable. Parecía imposible encontrar el momento adecuado para acercarse a Jungkook en privado.

Entonces, lo sintió: la mirada de Jungkook, directa y firme sobre él. Jungkook hizo un leve gesto con la cabeza, indicándole que lo siguiera. Sin pensarlo dos veces, Taehyung caminó detrás de él hasta llegar a una sala más alejada y silenciosa.

Jungkook cerró la puerta y se recargó en ella, observándolo con una sonrisa enigmática.

-¿Disfrutando de la fiesta, Taehyung?

Preguntó Jungkook con ese tono que parecía una mezcla de burla y genuina curiosidad.

-Supongo que... lo suficiente

Respondió  Taehyung, tratando de mantener la calma. El corazón le latía con fuerza al encontrarse a solas con él, sin las miradas curiosas de los demás.

Jungkook lo observó en silencio, acercándose lentamente. Taehyung sintió que el aire entre ambos se volvía cada vez más denso, que la distancia se acortaba y que cada paso que Jungkook daba hacia él hacía que sus barreras comenzaran a desmoronarse.

-¿Sabes, Taehyung?

Comenzó Jungkook, con la voz apenas un susurro.

-Desde que llegaste... no puedo dejar de pensar en ti. No sé si es tu misterio o la forma en que me miras, pero... nunca había sentido esto antes.

Taehyung sintió que el tiempo se detenía. Las palabras de Jungkook resonaban en su mente como una advertencia, recordándole que su misión era infiltrarse, obtener venganza, y no dejarse atrapar por sentimientos. Pero, a pesar de sus intenciones, la vulnerabilidad que Jungkook mostraba en ese momento era desarmante.

-No pareces el tipo de persona que se deja llevar por emociones

Murmuró Taehyung, intentando recuperar la compostura, aunque notaba cómo sus propias palabras sonaban inseguras.

-Al menos, eso es lo que muestras.

Jungkook se acercó un paso más, sus ojos oscuros fijos en los de Taehyung. Una parte de él parecía desafiar la misma frialdad que siempre lo caracterizaba, como si, por primera vez, quisiera ser comprendido.

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