Capítulo 29: Rescate y Redención
El grupo avanzaba en silencio mientras las sombras de la noche los cubrían. Jungkook, con una mirada fija y furiosa, lideraba a sus amigos y a los compañeros de Taehyung, que ahora se habían unido en un propósito común: rescatarlo. El aire era tenso, y aunque en el fondo cada uno sentía una mezcla de miedo e ira, había algo más profundo impulsándolos. Sabían que no podían fallar; Taehyung los necesitaba.
Namjoon, con Jin a su lado, intercambiaba miradas cargadas de determinación. Entre ellos, la conexión crecía con cada paso que daban, en silencio pero con la fuerza de algo inquebrantable. Jackson, apretando la mano de Hoseok, sentía su corazón latir con fuerza al imaginar el estado en el que podrían encontrar a Taehyung. Yoongi, quien avanzaba cerca de Jimin, observaba el rostro concentrado de su compañero y sentía una extraña calma dentro de sí, como si solo la presencia de Jimin pudiera tranquilizarlo.
Finalmente llegaron a la enorme y deteriorada mansión donde Taehyung estaba cautivo. Las paredes oscuras y el ambiente sombrío parecían susurrar secretos de dolor. Los hombres intercambiaron una última mirada antes de dividirse en equipos para abarcar toda la casa. Jungkook no perdió un segundo más y avanzó, con Namjoon y Yoongi siguiéndolo de cerca, mientras Jackson, Jin y los demás rodeaban la propiedad para asegurarse de que nadie escapara.
La mansión estaba casi en silencio, excepto por los pasos cautelosos del grupo. Sabían que debían actuar rápido; cada segundo perdido era un segundo en el que Taehyung podía estar sufriendo. Finalmente, después de recorrer varios pasillos, Jungkook encontró una puerta al final de un oscuro corredor. Sus manos temblaban levemente, pero con una determinación feroz, la empujó y entró.
Dentro, encontró a Taehyung en un estado que rompió el corazón de todos. Estaba desnudo, encadenado y cubierto de marcas visibles en su piel pálida, marcas de golpes y heridas que evidenciaban la violencia que había soportado. Sus muñecas y tobillos mostraban moretones profundos, y su rostro, aunque sereno en su agotamiento, mostraba la sombra de un dolor que iba más allá de lo físico.
Jungkook sintió una ola de rabia y tristeza, y se acercó con cuidado. A su lado, Jin, Namjoon, Yoongi, Jimin, Hoseok y Jackson lo seguían, cada uno afectado profundamente al ver el estado de Taehyung. Sin decir nada, comenzaron a cubrirlo con una manta que Yoongi había traído, tratando de darle un poco de dignidad después de tanto sufrimiento.
Cuando Jungkook tomó el rostro de Taehyung con sus manos temblorosas, susurró suavemente:
-Estoy aquí, Tae... Ya estás a salvo.
Taehyung abrió los ojos débilmente, enfocando su vista en el rostro de Jungkook. Parecía al borde de las lágrimas, y aunque no tenía fuerzas para hablar, en su mirada había alivio. Había perdido toda esperanza, pero ahora, viendo a Jungkook y a sus amigos, sintió una chispa de esperanza regresar.
Mientras lo liberaban de las cadenas y lo ayudaban a ponerse de pie, Jin y Namjoon intercambiaron una mirada cómplice, sus manos rozándose levemente en un gesto de apoyo mutuo. Hoseok, que observaba la situación con el corazón encogido, sintió que Jackson lo rodeaba con un brazo, y agradeció el gesto de calidez en ese momento tan oscuro.
Al salir de la mansión con Taehyung, sabían que aún quedaba un largo camino por recorrer. Pero por primera vez, Taehyung estaba rodeado de personas que realmente lo amaban, personas que harían lo que fuera necesario para protegerlo de ahora en adelante.
Jungkook observó cómo sus amigos se alejaban con Taehyung, asegurándose de que estuviera rodeado de protección y cuidado. Cuando estuvo seguro de que estaban a salvo, se giró hacia el interior de la mansión, donde aún quedaba una tarea pendiente. Su expresión se volvió sombría, y una sombra oscura cruzó su mirada. Era momento de enfrentar a Taeyang.
Caminó con calma por los pasillos, cada paso resonando como un eco de su furia contenida. En su mente solo estaba la imagen de Taehyung, débil, herido, y marcado por la tortura que había soportado. Esta vez, Jungkook no tendría piedad.
Finalmente llegó a la sala principal, donde Taeyang esperaba con una sonrisa cínica en el rostro. El capitán levantó la cabeza al verlo entrar, sin miedo ni remordimiento, como si nada de lo que había hecho tuviera consecuencias.
-¿Vienes solo, Jungkook?
Se burló Taeyang, cruzándose de brazos.
-¿Crees que puedes contra mí solo? Sabes bien que Taehyung me pertenece.
Ese comentario fue la chispa que encendió la furia de Jungkook. Sin responder, avanzó con un movimiento rápido y certero, y antes de que Taeyang pudiera reaccionar, lo golpeó directamente en la cara con tal fuerza que el capitán cayó al suelo. Taeyang intentó levantarse, pero Jungkook ya estaba sobre él, con los ojos fríos y una calma escalofriante en su semblante.
-¿Crees que voy a dejarte vivir después de todo lo que le hiciste?
Murmuró Jungkook, su voz baja y cargada de veneno.
-Hoy vas a pagar, Taeyang. Y te aseguro que será mucho peor de lo que le hiciste a Taehyung.
Sin más preámbulo, Jungkook lo levantó del suelo y lo lanzó contra la pared. El impacto fue brutal, y Taeyang gimió de dolor al sentir cómo su espalda chocaba contra el concreto. Jungkook, con una sonrisa helada en el rostro, sacó un cuchillo afilado de su bolsillo y lo presionó contra la mejilla de Taeyang, trazando una línea superficial que comenzó a sangrar lentamente.
-¿Recuerdas cuando pensaste que podías manipular a Taehyung, destrozarlo, y convertirlo en lo que tú querías? Hoy vas a sentir el mismo dolor, pero multiplicado.
Jungkook comenzó a hundir el cuchillo en el hombro de Taeyang, retorciéndolo lentamente mientras el capitán gritaba de dolor. Cada giro, cada movimiento era preciso y calculado, como si Jungkook disfrutara de ver la expresión de sufrimiento en el rostro de su enemigo. La sangre comenzó a fluir, manchando la ropa de Taeyang y el suelo.
Después, Jungkook lo golpeó nuevamente, esta vez directo en las costillas, escuchando el crujido de los huesos al romperse. Taeyang jadeaba, intentando recuperar el aliento, pero Jungkook no le dio tregua. Lo levantó de nuevo y lo arrojó al suelo, pisándole la mano con fuerza, rompiéndole los dedos uno a uno bajo el peso de su bota.
-¿Duele, verdad?
Susurró Jungkook, inclinándose para mirarlo directamente a los ojos.
-Esto no es nada comparado con lo que tú le hiciste pasar a Taehyung.
Sin detenerse, tomó una cuerda y ató a Taeyang a una silla, asegurándose de que no pudiera moverse. Entonces, sacó un encendedor y lo encendió lentamente, acercando la llama a la piel de Taeyang, quemándolo poco a poco en las áreas expuestas. Los gritos de Taeyang llenaban la habitación, pero Jungkook solo sonreía, disfrutando del momento en que el dolor comenzaba a apoderarse completamente de él.
Con cada herida, cada golpe, Jungkook liberaba el odio acumulado que sentía. Sabía que Taehyung nunca podría sanar completamente de lo que Taeyang le había hecho, pero esto, al menos, le daba una pequeña satisfacción. Finalmente, se inclinó sobre el capitán y le susurró al oído:
-Esto es por Taehyung. Por todo lo que le quitaste, por todo lo que destrozaste en él.
Y en un movimiento final, hundió el cuchillo en el pecho de Taeyang, dejándolo ahí mientras el hombre se ahogaba en su propia sangre. Jungkook lo observó hasta que el último aliento de vida se fue de su cuerpo. Luego, con una frialdad calculada, se levantó, respirando hondo, como si finalmente hubiera encontrado algo de paz.
Con un último vistazo al cuerpo sin vida de Taeyang, Jungkook salió de la mansión. Afuera, sus amigos lo esperaban, y todos sabían que, aunque el daño hecho a Taehyung era irreparable, habían logrado al menos una pequeña victoria al acabar con el hombre que tanto lo había lastimado.

ESTÁS LEYENDO
Sombras de Venganza
FanfictionKim Taehyung, un policía omega de 26 años, busca venganza por la muerte de su padre, asesinado por el padre de Jeon Jungkook, un temido mafioso alfa. Infiltrándose en la peligrosa mafia de Jungkook, Taehyung planea acabar con el hijo del hombre que...