El Escape y la Revelación

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Capítulo 18: El Escape y la Revelación

El tiempo dentro de la prisión parecía extenderse interminablemente. Jungkook y sus amigos mantenían la cabeza alta, pero cada día era una batalla en sí misma. La vida en la cárcel no era un juego, y menos para alguien como Jungkook, acostumbrado a la libertad, al control, y sobre todo, al poder. Sin embargo, en cada mirada que compartía con Taehyung durante sus escasas visitas al tribunal o la comisaría, su rabia no hacía más que crecer.

Para él, todo esto había dejado de ser un simple arresto. Era una traición, y la imagen de Taehyung lo quemaba. Quería vengarse de cada palabra, de cada promesa rota, y el beso con Taeyang era el detonante final que había destrozado cualquier resquicio de duda
.

Namjoon, Yoongi y Jackson se mantenían en silencio, esperando instrucciones de su líder. Aunque estaban recluidos, había un aire de expectativa, de que algo estaba por venir. Todos sabían que, tarde o temprano, Jungkook no iba a quedarse de brazos cruzados. Él nunca lo hacía.

Mientras tanto, en la comisaría...

Taehyung trataba de mantener la compostura. Sabía que Jungkook lo odiaba y que cada palabra que intercambiaban solo añadía leña al fuego. Aunque el capitán Taeyang lo había apoyado en su decisión de ir tras Jungkook y sus amigos, las dudas no dejaban de acosarlo. Había noches en las que se preguntaba si realmente estaba en el lado correcto. Cada vez que veía la intensidad de los sentimientos de Jungkook hacia él, se debatía entre la satisfacción de haberlo atrapado y el remordimiento por haber traicionado algo que, en algún momento, pareció real.

A pesar de todo, su plan original no había cambiado: debía asegurarse de que Jungkook sufriera, que experimentara el mismo dolor que él sentía al perder a su padre. Pero sus emociones se volvían cada vez más complejas, y mantener la distancia era más difícil de lo que había imaginado.

Taeyang percibía el conflicto en Taehyung. Le daba palabras de ánimo, le recordaba que lo que hacían era "justicia". Pero incluso él parecía notar que Taehyung no estaba completamente convencido.

Días después, en la prisión...

Los amigos de Jungkook trataban de adaptarse a la rutina de la cárcel, aunque la tensión era palpable. La llegada del juicio final estaba cada vez más cerca, y la presión sobre ellos crecía. Sin embargo, esa noche, algo inusual comenzó a suceder.

Era un día oscuro, sin luna, y el silencio cubría cada rincón de la prisión. Alrededor de las tres de la madrugada, se escucharon ruidos sordos en el pasillo. Los guardias, que usualmente patrullaban con calma, ahora parecían estar en alerta máxima, susurrando entre ellos y mirando sus relojes.

Jungkook, que había estado despierto, sintió que algo fuera de lo normal se estaba cocinando. Se sentó en el borde de la litera, observando la puerta de su celda con una mezcla de expectación y curiosidad. Al cabo de unos minutos, Namjoon, que estaba en una celda cercana, le lanzó una mirada. Ambos sabían que algo estaba por suceder.

De repente, las luces de emergencia se apagaron, sumiendo a todo el lugar en una oscuridad casi total. La única iluminación provenía de las luces intermitentes de los pasillos. En el silencio, comenzaron a oírse pisadas aceleradas y el sonido de puertas metálicas siendo forzadas.

-¿Qué está pasando?

Preguntó Jackson desde el otro extremo del bloque.

Yoongi se acercó a la reja de su celda y trató de observar, pero el humo que empezaba a llenar el corredor dificultaba la visión.

-Estén atentos

Murmuró Jungkook

-No creo que esto sea un fallo de sistema.

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