MAR SERRACANTA

1.5K 74 2
                                    

T/N mujer

.............................................................................

Pov. T/N

Era por la noche, bastante entrada la madrugada. En mi reloj marcaban las 2:52 de la mañana y yo no podía dormir, no porque no quisiera, sino por la discusión que mis padres tenían escaleras abajo con puros gritos y lanzamientos de objetos. No quería ni saber cómo iba a estar la planta de abajo, podría ser como si hubiera pasado un huracán porque todo estaría destrozado.

No sabía por qué seguían juntos después de tantos años discutiendo de esta forma cuando estaba claro que el amor que debió haber entre ellos en algún momento se había acabado y ahora se había convertido en prácticamente odio.

Juntos, los dos habían arruinado mi infancia y estaban arruinando mi adolescencia con tanta pelea en la que siempre, de alguna manera, me echaban la culpa por haber nacido. No sabía bien lo que les había hecho para que me odiaran tanto, pero al final siempre era la responsable de todas las peleas que tenían.

La situación en mi casa era horrible, pero no podía hacer nada porque era menor. Solo tenía 16 años por lo que no podía solo marcharme de aquí para no soportar esto más. No tenía más familia aparte de ellos ni a ningún otro lugar al que ir si me iba de casa... y obviamente no quería molestar a mi novia o a su familia.

Sabía que ellos me acogerían sin dudarlo porque me apreciaban, sobre todo Mar, pero no quería ser una molestia como mis padres me habían dicho que era. Todos ellos tenían sus propias responsabilidades, sobre todo mi chica con el inicio de su carrera deportiva, así que no iba a molestarles con mis problemas.

Todo esto significaba que no sabían lo que ocurría en mi casa de puertas para dentro. Cuando había visitas parecíamos la familia perfecta en la que el amor reinaba... muy lejos de la realidad. Además de que me habían amenazado con no decirle a nadie o lo pagaría caro, así que contárselo a mi novia o a alguno de mis amigos cercanos tampoco era una opción válida o me saldría muy caro.

Escuché un portazo en la planta baja, así que supuse que alguno de los dos se había cansado de discutir y se había marchado de casa para ir a algún lugar a beber o drogarse sin control. Pensé que con eso todo había acabado por esa noche y que podría por fin dormir hasta las 7 que me tendría que levantar para ir al instituto... pero estaba muy equivocada. Obviamente la cosa no iba a quedar en una simple pelea entre ellos, me tenían que incluir.

Pegué un salto en la cama cuando la puerta de mi cuarto se abrió de golpe estrellándose contra la estropeada y vieja pared y por ella entró mi padre hecho una verdadera furia. Me encogí en mi lugar poniendo las sábanas por encima de mi cabeza sabiendo que igualmente podía verme, pero tal vez de esa manera me dejaría en paz. Estaba temblando al conocer lo que iba a venir a continuación... otra vez no, por favor.

–¡Todo esto es por tu culpa!–exclamó cogiendo mi pierna y arrastrándome hasta el suelo haciendo que me golpeara la cabeza contra el suelo por no haber podido poner las manos a tiempo–¡todo se arruinó cuando naciste! ¡Tu madre se ha ido de casa por ti, porque no vales nada!

Intenté cubrirme la cabeza con mis brazos y me encogí en el suelo, pero los golpes iban y venían. Ya me había acostumbrado a estas cosas... puesto que no era la primera vez que ocurría. No pude hacer nada más que esperar a que terminara pronto y que se marchara a emborracharse a algún bar perdido en la ciudad. Era lo mejor para mí.

Algo de tiempo después, mi padre se cansó de golpearme y se fue de mi cuarto para después marcharse de casa. Me quedé en el suelo porque no podía apenas moverme. Las costillas me ardían, probablemente alguna de ellas estaría rota. De mi rostro goteaba bastante sangre que se perdía en el suelo manchándolo y haciendo un recordatorio de lo que había pasado... y me sentía mareada por el golpe en la cabeza del principio.

Famosas One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora