KYLIE CANTRALL

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T/N mujer

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Pov. Kylie

Entré por las puertas del gimnasio por primera vez, aunque técnicamente no lo era puesto que había estado apuntada varias veces antes y no había resistido más de una semana. Sin embargo, me propuse a mí misma que ahora lo iba a aprovechar y me iba a poner en forma... en verdad siempre decía lo mismo, pero quería que esta vez fuera real.

No había demasiadas personas en el vestuario así que pude dejar mi mochila en cualquier taquilla. Ya iba vestida con la ropa adecuada, así que simplemente me puse las zapatillas, cogí la botella del agua y la toalla y salí.

Di un rápido vistazo por toda la sala donde había muchas máquinas distintas para distintos ejercicios, una zona para las clases organizadas por monitores e incluso una zona para hacer ejercicios con mancuernas y esas cosas que no eran máquinas.

Realmente no tenía una rutina porque no me había preparado nada, pero me acabé decidiendo por la máquina de correr para empezar. Tampoco quería lesionarme el primer día... ya mañana buscaré una buena rutina para conseguir los objetivos que me había marcado.

Empecé con un ritmo suavito para calentar, además de que la música que sonaba a través de mis auriculares me daba energía extra... pero eso no duró mucho porque en los primeros cinco minutos ya me había cansado y prácticamente se me había quitado la respiración por el esfuerzo.

–¿Primer día?–levanté la cabeza viendo que alguien se había puesto a correr en la máquina de al lado de la mía.

Abrí la boca puesto que era preciosa. Su cabello era negro como la noche, pero hacía contraste con sus ojos celestes... y un pequeño rastro de pecas que adornaban sus mejillas. Desde luego, si ella iba a estar en el gimnasio todos los días... vendría sin dudarlo.

Llevaba, al contrario que yo, un top deportivo dejando ver lo tonificada que estaba, además de unos pantalones deportivos estilo baloncesto, todo negro menos sus zapatillas que eran blancas. No había dudas en que ella sí llevaba bastante tiempo viniendo a ejercitarse.

–Sí... ¿tanto se me nota?–pregunté algo apenada.

–Un poco–rio suavemente, pero no dejaba de mirarme con ternura–puedo ayudarte si quieres. Al menos para empezar.

–No quiero entorpecerte–me negué al principio, aunque en verdad sí quería estar con ella.

–Para nada, es más divertido hacer ejercicio en compañía–aseguró despreocupada–además así nos motivamos entre nosotras para mejorar.

–Entonces supongo que está bien–asentí contenta de que hubiera insistido en entrenar conmigo entre tanta gente por aquí–por cierto, me llamo Kylie, ¿tú?

–T/N–respondió sonriendo y me extendió la mano para que la estrechara.

Seguimos en la máquina de correr por 15 minutos más que se me pasaron volando porque la chica me estuvo explicando lo que haríamos hoy. Había que decir que, aunque le presté atención, estuve más pendiente de lo guapa que era que en los ejercicios en sí.

Me descubrí varias veces mirándola de arriba abajo y mordiéndome el labio, pero lo hacía de manera disimulada porque no quería que pensara que era una acosadora o se arrepintiera de haberme invitado a entrenar con ella.

Fueron las dos horas más agotadoras y emocionantes de mi vida. Eso sí, cuando acabamos y empezamos a estirar en un lado aparte del gimnasio, me quejé ya que me dolía todo el cuerpo de tanto que había hecho. Ojalá me hubiera destrozado de otra manera, pero todo a su tiempo.

Famosas One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora