HAILEE STEINFELD

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T/N G!P

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Pov. Hailee

–Tienes que encontrar ya a un buen marido, Hailee–repitió mi madre por millonésima vez–vas a hacer muy pronto los 18 y no has querido conocer a nadie todavía.

–Es porque ninguno de esos chicos que siempre me presentas me gusta mamá–rodé los ojos aburrida de tener siempre la misma conversación con ella–quiero estar enamorada para cuando me case.

–Cariño, el amor está sobrevalorado–aseguró restándole importancia–solo deberías centrarte en que el chico tenga poder, riquezas y un buen estatus social. Ya después del matrimonio y con la llegada de los hijos aparece el amor.

No quería seguir escuchando las palabras superficiales y vacías de mi madre así que salí del comedor dejando a mi madre y a mi padre a solas. Tal vez después me reprenderían por dejarles con la palabra en la boca, pero en ese momento no podía más.

Me cansaba que me presionaran tanto con respecto al matrimonio. Aunque mi madre dijera que no merecía la pena enamorarse, yo sabía que sí. ¿Qué iba a ser de una vida casada con alguien a quien no amaba y que no me amaba a mí?

¿Acaso tenía que ser infeliz toda mi vida con alguien a quien no amaba? Lo único que quería era tener una historia de amor como las de los libros de romance que tenía en las estanterías de mi habitación y que siempre leía.

Quería experimentar lo que era tener a alguien que me quisiera y me cuidara, alguien que quisiera bajarme las estrellas si se lo pedía. Además de sentir esas mariposas que se suponía que sentía en el estómago al tener al lado a esa persona especial.

No podía esperar simplemente a casarme con cualquier persona que mi madre encontrara por ahí para mí y que ese amor que quería tener llegara de la nada con el paso de los años. Sobre todo porque, si no había ningún sentimiento al principio de la relación, me resultaba muy difícil creer que se pudiera desarrollar algo aunque pasaran varios siglos desde la boda.

–¿Estás bien hermanita? He oído todo lo que te han dicho nuestros padres–me preguntó Griffin, mi hermano mayor, cuando me vio pasar por el pasillo.

–Tranquilo, es la misma conversación de siempre con ellos–me encogí de hombros suspirando realmente cansada–¿en serio estoy pidiendo tanto? Solo quiero tener una historia de amor como la tuya.

–Seguro que la tendrás Hai, seguro que sí–me intentó animar abrazándome–solo date un poco más de tiempo que llegará tu oportunidad. Tienes todavía 17 años, ya te llegaré el momento, pero no dejes que madre y padre se impongan a tus deseos.

Tanto mi vida como la de mi hermano no había sido nada fácil porque, desde prácticamente que nacimos, nuestros padres nos educaron para ser los perfectos herederos para cualquier reino. No era fácil ser de la realeza, por mucho que otros pensaran que era genial.

Nos habían hecho estudiar con los mejores profesores hasta el agotamiento todo lo que se necesitaba saber de disciplina, modales, distintas asignaturas... todo para que fuéramos dignos príncipes como nos decían siempre.

Ambos teníamos nuestro papel en todo esto de la corona. Por una parte, Griffin era el sucesor a la corona de nuestro reino y, por otra parte, estaba yo, que era la que me tenía que casar con un hombre que fuera a gobernar en su propio reino, es decir, un príncipe, para que nuestra familia siguiera expandiéndose por otros reinos y dejando descendencia con nuestra sangre.

Eran tan superficiales nuestras vidas que solo quería algo auténtico por una vez. Ni siquiera mis relaciones de amistad, salvo mi mejor amiga Florence, eran verdaderas. Siempre había algo que los demás querían de mí y que por eso mismo permanecían a mi lado, no porque de verdad les cayera bien o quisieran ser mis amigos.

Famosas One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora