Famosas One shots

HERMIONE GRANGER

T/N hombre

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Pov. T/N

El parque del distrito Hampstead era sin duda uno de los sitios más bonitos que había visto en toda mi vida, además de ser el mejor lugar para relajarse después de un largo día. Tal vez pensaba eso porque había crecido en este barrio y había vivido en él siempre, pero me parecía igual de asombroso que la primera vez que vine.

Además, en este parque habían ocurrido todas y cada una de las cosas buenas que había vivido en mi corta vida. Era mi medio de escape cuando no quería estar en casa con un padre abusivo y alcohólico que me usaba para ahogar sus penas por la muerte de mi madre.

También fue donde probé por primera vez el helado y, sobre todo, fue donde la conocí a ella, lo mejor que me había pasado en mi vida. Gracias a ella fue que aprendí lo que era la amistad, el amor, y que podía escapar de la vida de mierda que estaba llevando.

Solo tenía 4 años cuando conocí a Hermione por primera vez. Una tarde que había vuelto a escapar de casa después de que mi padre me pegara un puñetazo en el ojo porque se enfadó conmigo por algo que no recuerdo, pero que seguramente fue una excusa para pegarme y culparme de todas las cosas malas que le pasaban.

Como siempre había venido a este parque para perderme por aquí y hacer tiempo hasta que mi entonces padre se durmiera en el sillón como todas las noches.

No creía en la magia, pero sí creía que este lugar era mágico. Tal vez el lugar no era mágico en sí, y la que era mágica en realidad era Hermione, no lo sabía. Sin embargo, después de ese día que la castaña entró en mi vida por cabezota, todo se volvió felicidad por arte de magia.

Flashback

Me senté a las orillas del pequeño lago que habían puesto esperando a que pasaran las horas y mi padre se durmiera y así volver a casa para después, a las 6 de la mañana, salir para que no me viera y no tuviera que ir al colegio con un nuevo moretón en la cara.

Ya había varios cubriendo mi cara, y no quería que nadie más los viera porque no sabía cómo poder quitármelos. Los profesores se estaban preocupando ya, pero no quería decirles lo que estaba pasando porque me iría peor en mi casa.

A un lado había una familia de tres con dos padres normales que querían a su hijo y lo cuidaban en vez de hacerle daño. Los tres jugaban tranquilamente a la pelota... ojalá poder tener algo así yo también y ser tan feliz como seguramente ellos tres lo eran.

-¿Por qué estás triste?-me giré cuando vi a una niña castaña de pie a mi lado.

Tenía el pelo castaño muy rizado, parecía una pequeña leona, y los dientes del medio algo más grandes que los demás que tenía en su boca, pero debía decir que era bonita. Sus mejillas eran redonditas, pero igualmente hacía que fuera adorable, al menos a mis ojos lo era.

Una sonrisa adornaba su rostro, tal vez demasiado grande ahora mismo para mí. Yo no solía sonreír mucho porque mi padre me golpeaba cuando lo hacía. Solía decirme que no debía sonreír cuando había sido yo quien había matado a mi madre, pero yo no hice nada... solo estaba naciendo y todo se complicó por lo que me dijeron.

-Nada que te pueda importar-bufé volviendo a mirar al lago, no me gustaba la gente nueva.

La chica parecía muy agradable, además de que era bonita, pero no quería hablar ahora mismo con nadie. Lo único que quería era estar solo y que pasaran pronto las horas para poder volver a casa a dormir un poco.