T/N mujer
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Pov. T/N
Miraba desde un lado del campo comprobando que todas estaban haciendo bien sus respectivos ejercicios. A estas alturas, era fundamental que ningún ejercicio fuera mal ejecutado o podría traer consecuencias serias para los músculos.
Yo, al igual que todos los demás fisios de la selección, no dejábamos escapar ni un solo detalle. En parte de nosotros dependía que todas las chicas llegaran bien a los partidos. No era trabajo fácil, pero estando ya en la etapa final de los Juegos Olímpicos y con todos los minutos acumulados en las piernas durante la temporada, lesionarse era tan fácil casi como respirar.
De hecho, Irene estaba con molestias en la pierna, con lo cual ya no podríamos contar con ella para el último partido contra Alemania o esas molestias podrían acabar en una lesión mucho peor que la sobrecarga en el muslo. Faltando una jugadora tan importante como era la capitana, no podíamos dejar que otra chica se lesionara.
Sin embargo, era cierto que estaba bastantes más pendiente de una jugadora en concreto. No tendría que ser de esta manera porque todas tenían que ser iguales para mí, pero no podía evitarlo. Me preocupaba su estado tanto de salud mental como físico, pero no podía acercarme mucho o se nos vería el plumero.
Tenía que disimular que no la estaba mirando de más preocupada por cómo estaba. Algunos de mis compañeros tenían ciertas sospechas sobre nosotras, aunque sabía que no iban a decir nada porque nos apoyamos entre nosotros, pero de los que sí nos debíamos cuidar era de los demás miembros del staff técnico.
De hecho, solo había una persona que sabía oficialmente de lo que estaba pasando entre la jugadora catalana y yo. Nos descubrió de casualidad cuando bajamos la guardia en una ocasión, pero aseguró que no iba a decir nada a nadie.
Había que aclarar que no estaba técnicamente prohibido que una jugadora se relacionara de manera sentimental con un fisio de la selección, pero sí estaba mal visto... al menos en esta selección en concreto. Todos los del staff teníamos mil miradas sobre nosotros y, a la mínima cosa que veían, nos echaban a la calle.
Así que teníamos que permanecer ocultas mientras estuviéramos con la selección. Llevábamos así bastante tiempo, más o menos desde el mundial de Australia cuando empezamos a salir en secreto hace ya casi 1 año, pero todavía no habíamos podido salir a la luz.
Después de los Juegos podríamos hacer lo que quisiéramos, más porque me habían ofrecido un contrato con un equipo de renombre en el que eran mucho más permisivos con las relaciones entre compañeros, así que allí ya no sería problema lo que había entre nosotras.
Iba a dejar de ser fisio en la selección porque el ambiente dejaba mucho que desear. Era cierto que el ambiente había mejorado considerablemente desde que echaron a Vilda y a Rubiales, pero igualmente había muchos aspectos en los que quedaban cosas por hacer y mejorar.
-Parece que Aitana está con problemas-comentó Alba, una de las fisios, mirándome de lado-¿te encargas tú de verla?
-Claro-asentí con la cabeza recibiendo una sonrisa y un guiño cómplice de su parte... obviamente era ella la que sabía sobre nosotras.
Me acerqué calmadamente hasta la jugadora de Sant Pere de Ribes pretendiendo que no estaba deseando llegar con ella para ver si estaba bien. Aitana estaba haciendo uno de los ejercicios, pero veía que estaba teniendo algunos problemas para realizarlo con soltura.
-¿Te duele?-le pregunté y recibí una pequeña afirmación de su parte-¿cuánto del 1 al 10?
Empecé a revisar su muslo bajo la atenta mirada de la castaña, la cual contestaba cada una de las preguntas que le iba haciendo. No me gustaba tener que ser tan fría con ella, menos cuando no estaba en un gran momento personal, pero no podía hacer otra cosa, al menos no con todo el mundo prestándonos atención.
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Famosas One shots
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