BETTY COOPER

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T/N G!P

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Pov. T/N

El sonido de mi teléfono móvil me despertó del sueño. Abrí los ojos con pereza y giré la cabeza viendo en el reloj de mi mesilla que tan solo eran las 2 y media de la mañana. Fruncí el ceño ya que no se suponía que nadie me tendría que estar llamando a esta hora.

Vi la pantalla de mi móvil con el contacto de mi novia apareciendo en grande. ¿Qué podría necesitar a esta hora y por qué no estaba durmiendo? Además, hacía solo un par de horas que la había dejado en su casa después de tener una cita.

–¿Betty?–pregunté al coger la llamada y me preocupé al notar sus sollozos–amor ¿qué pasa? ¿Está todo bien? ¿Quieres que vaya?

–Sí, por favor–respondió con un hilo de voz mientras lloraba–y trae a tu padre... por favor.

–¿Pero qué ha pasado?–me levanté de la cama cogiendo un pantalón y una camiseta–ahora mi padre no está, salió con mi hermano antes de que llegara y no tiene pinta de que vengan pronto, te tendrás que conformar conmigo.

–Vale, pero ven rápido por favor T/N–me pidió y cortó la llamada.

Terminé de vestirme corriendo y le dejé en el contestador un mensaje para mi padre diciéndole que en cuanto pudiera fuera a casa de los Cooper. Tampoco le di más detalles porque ni yo misma sabía para qué nos necesitaba Betty a estas horas de la mañana.

Salí de casa y subí a mi moto para conducir lo más rápido que pude hasta la conocida casa de mi novia en el lado norte de Riverdale. Era una suerte de que, al menos, no había nada de tráfico porque todo el mundo estaba durmiendo a esta hora y pude llegar rápido.

Golpeé la puerta y me abrió mi suegra, la cual tenía lágrimas en los ojos y me abrazó. Fruncí el ceño, debía haber pasado algo realmente grave para que Alice Cooper me hubiera dado un abrazo siendo que no me soportaba mucho por ser una Serpiente del Sur.

–¿Dónde está Betty? ¿Está bien?–me apresuré a preguntarle, pero no dijo nada, tan solo me dejó entrar a la casa.

Corrí hasta la entrada y vi a mi novia sentada en el escalón más bajo de la escalera. Seguía llevando la misma ropa que cuando la había dejado, pero más sucia y con... sangre en la parte baja.

Quise preguntarle lo que pasaba o si estaba herida, pero no me hizo falta cuando vi un cadáver en mitad de la cocina lleno de sangre seca y un olor horrible a lejía en toda la casa.

Abrí la boca impresionada sin saber qué decir o hacer... ¿qué demonios había pasado aquí? No me creía que todo esto hubiera pasado en cuestión de unas pocas horas. Todo estaba estupendamente cuando había traído a Betty y ahora tenían un muerto en la cocina.

–¿Has sido tú?–le pregunté a mi novia, que negó con la cabeza–¿ha sido tu madre?–volvió a negar con la cabeza en silencio–¿entonces?

–Chic–susurró volviendo a llorar desconsolada.

Tensé la mandíbula ante el nombre de mi supuesto cuñado. Nunca me dio buena espina, y el hecho de que acabara de asesinar a un hombre me hacía darme cuenta de que había estado en lo correcto todo este tiempo.

Sin embargo, no era momento para enfadarme con él o matarlo también por haber metido a su hermana y madre en sus problemas, sino para que ellas no pudieran sufrir ningún tipo de problema si llegaban a encontrarlo.

–Mamá no ha querido llamar a la policía–volvió a hablar Betty tras unos segundos–dice que no quiere que se lleven a Chic de nuevo.

–Amor, pero es un asesino–intenté convencerla de que era lo mejor–no quiero que ni tu madre ni tú os podáis meter en un problema por su culpa.

Famosas One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora