12 | Ensayos

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5 semanas después

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5 semanas después

Había pasado un mes y Jeonghan aún no había elegido esposa. Hoy era el día en que debía decidir finalmente, o su padre lo haría por él. A su madre le quedaba poco tiempo de vida, y su padre ya estaba organizando la boda para el próximo mes. Además, ese mismo día practicarían la coronación frente a todo el reino, pues el día en que asumiría el trono estaba cada vez más cerca.

Jeonghan siempre parecía estar en las nubes. En las semanas que pasaron, no hubo un solo día en el que no visitara a Joshua en el acantilado, excepto el día de la gran tormenta. Aquella tormenta le recordó la noche en que se refugiaron en una cueva y, por primera vez, hizo el amor con Joshua. Ese recuerdo era una mezcla de nostalgia y felicidad. Cada día, Jeonghan se enamoraba más de Joshua. Su corazón le pertenecía a ese humano que lo hacía enloquecer y le despertaba mariposas en el estómago. Le contaba todo a Seungkwan y Mingyu, quienes lo apoyaban incondicionalmente. Mingyu, por su parte, hablaba emocionado sobre sus citas con Wonwoo, quien pronto sería su novio oficial. Mientras tanto, Seungkwan, aunque no estaba interesado en nadie, se alegraba al ver a sus amigos felices y enamorados.

En cuanto a la madre de Jeonghan, su estado solo empeoraba. El petróleo la había afectado demasiado: su piel se deformaba, creando agujeros en algunas partes de su cuerpo. Se veía horrible. Su madre, que siempre había sido hermosa, ahora daba miedo, y a Jeonghan le partía el alma verla así. Aun así, mantenía la esperanza de que pudiera sanar y recuperarse.

En ese momento, Jeonghan nadaba en el océano antes del ensayo de su coronación. Se movía feliz y tranquilo, dejándose llevar por el agua, hasta que chocó con alguien. Alarmado, abrió los ojos y se dio vuelta rápidamente. Pero al ver a su humano, a su hermoso humano, sonrió. Joshua le respondió rodeándolo por la cadera.

— Hola precioso. — le dedicó una tierna sonrisa.

— ¿Qué haces tan temprano? — le preguntó con una sonrisa en su rostro.

— Nadaba un poco, como tú. — dejó un besito en la frente del menor con cariño.

— Hoy es el ensayo de mi coronación. — le contó suspirando un poco. — Debo elegir esposa, pero no quiero. — cerró sus ojos y abrazó al mayor con fuerzas.

— Cuéntale a tus padres y dile que no quieres hacer. — apartó los pelos de la cara del menor mientras le hablaba.

— No puedo. — se apoyó un poco en el hombro ajeno. — Hyung... ¿el petróleo tiene cura? Digo... si una persona es contagiada por petróleo ¿podría sobrevivir esa persona? — le preguntó un poco dudoso.

— ¿A qué viene esa pregunta? — Joshua se mostró sorprendido y suspiró. — Desgraciadamente, el petróleo es altamente tóxico. Cuando cae al mar, esa zona suele morir. Los animales de ese lugar suelen perecer, y los que no, desarrollan mutaciones malignas que, poco a poco, destruyen su piel hasta que mueren lentamente. En las personas ocurre algo similar. El petróleo obstruye el cuerpo humano, genera mutaciones y, eventualmente, esa persona fallece. Normalmente, quienes se contaminan con petróleo no viven más de un año. —Joshua habló lentamente, mirando con preocupación al menor.

— Mi mamá... — se le hizo un nudo en la garganta al escucharlo. — fue atacada por un barco petrolero, intentó salvar a las personas que cayeron al mar pero no lo consiguió porque el petróleo la alcanzó. — le contó con dolor en su pecho.

— Vaya. — se sorprendió al escucharlo y le acarició el cabello. — Lo siento muchísimo cariño. — le abrazó fuerte pegándole a su pecho.

— Los humanos son malos, pero tú eres bueno, eres el único humano bueno. — le abrazó fuerte entre sus brazos comenzando a llorar sobre el hombro ajeno.

Cuando Jeonghan empezó a llorar, Joshua notó algo extraordinario: el agua a su alrededor comenzó a brillar de forma especial. Hace unos días, Joshua se había hecho una herida en la espalda y, al entrar en contacto con las lágrimas del tritón, la herida desapareció. Las lágrimas de tritón podían curar a los humanos.

Jeonghan miró al cielo y se seco sus lágrimas sorbiendo por la nariz dándose cuenta de que era la hora de su infierno, debía irse ya.

— Hyung... debo irme. — suspiró con pesadez. — Nos vemos esta noche.

— Cuídate. — tomó la mano del tritón y la besó con cariño. — Nos vemos precioso.

El joven tritón dio un salto al agua y nadó rápidamente hacia el palacio. No podía llegar tarde, no tenía ganas de escuchar a su padre. Era el segundo ensayo de la coronación. Aunque no tenía deseos de participar, lo hacía por su madre. Todo lo hacía por ella.

Cuando llegó al palacio, gran parte del reino ya estaba allí, ansiosos por ver el ensayo. A Jeonghan le costó entrar y tuvo que hacerlo por detrás. De esa manera, llegó a su habitación sin que su padre notara su ausencia. Allí, comenzó a arreglarse el cabello para el ensayo y una vez listo, salió de su habitación. En ese instante, las doncellas del reino corrieron hacia él, hablando de manera frenética. Le recordaron que ya era la hora del ensayo y que el rey estaba a punto de dar inicio, momento en el que él debía hacer su entrada.

Para Jeonghan, todo era un trámite, no estaba emocionado. Ya estaba listo, escuchando el aburrido discurso de su padre. Cuando su nombre fue pronunciado, se acercó al trono, donde su padre sostenía la corona de rey en sus manos. Este era el último ensayo, siempre y cuando todo saliera bien. Desde antes de entrar al salón, Jeonghan se había empezado a sentir mal. Las náuseas y los mareos lo aquejaban, pero no dijo nada. Se obligó a aguantar.

Entró al salón, saludando y mirando al público. En primera fila, vio a un grupo de princesas sirenas. Sabía que tendría que elegir a una de ellas como esposa, lo que lo ponía muy nervioso. Llegó al trono con una sonrisa fingida y su padre empezó a hablar para dar inicio a la coronación ensayada.

— Sirenas y tritones del Pacífico Norte, hoy estamos aquí para dar la bienvenida al nuevo reinado que iniciará pronto. Yo me retiro del trono, y mi hijo, el príncipe heredero Yoon Jeonghan, será ahora el nuevo rey de la nación. — colocó la corona sobre la cabeza de su hijo. — Un fuerte aplauso para el nuevo rey.

Jeonghan sintió la presión cuando su padre lo miró, esperando que hablara.

— Yo, Yoon Jeong... — su voz se quebró y comenzó a marearse. Intentó negar con la cabeza, suspiró y trató de continuar. — Jeonghan, como nuev...

De repente, su piel palideció. No pudo más. Su cuerpo colapsó y cayó desmayado en el suelo del salón.

 Su cuerpo colapsó y cayó desmayado en el suelo del salón

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𓏲 ๋࣭   ࣪˖ 𝐓𝐡𝐞 𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐌𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora