𓏲 ๋࣭ ࣪˖ 𝐓𝐡𝐞 𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐌𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧

13 | ¡La cigüeña esta en camino!

Abrió lentamente los ojos, suspirando mientras observaba el lugar a su alrededor. Estaba en una almeja-camilla, de esas que suelen estar en los hospitales. Miró las paredes blancas y supo de inmediato que estaba en uno. No recordaba qué había pasado; solo tenía presente que estaba en el ensayo cuando, de repente, su cuerpo se sintió débil y todo se tornó oscuro.  Giró la cabeza y vio a su mejor amigo sentado a su lado. Eso le hizo sentir un poco de alivio; no quería ver a su padre, no en ese momento. No tenía fuerzas para hablar con él. 

Se incorporó para sentarse en la almeja-camilla, y en cuanto lo hizo, su amigo nadó rápidamente hacia él, tomando su mano con preocupación.

— ¿Cómo te sientes? — le preguntó con evidente ansiedad.

— Mareado. — respondió con un suspiro pesado. — ¿Qué pasó? — preguntó sin ánimo.

— Te desmayaste en medio del ensayo. — contestó su amigo, recordando lo ocurrido. — El doctor Minghao te está haciendo unas pruebas para saber qué causó tu desmayo.

— Todo dentro de mí se mueve. — murmuró, sintiendo el mareo intensificarse.

Estaba mareado, muy mareado y buscó con la mirada una papelera. Al encontrarla debajo de una mesa, nadó rápidamente hacia ella, la tomó con ambas manos y, con una arcada desagradable, vomitó todo lo que tenía en el estómago. El sabor y el olor eran ácidos y repulsivos. Seungkwan, sorprendido, abrió los ojos como platos, sin tiempo para reaccionar antes de que la puerta se abriera y el doctor Minghao entrara. Minghao era un tritón de cabello rubio, con una cola y escamas de color salmón.

— Acaba de vomitar. — dijo Seungkwan, señalando a su amigo cuando vio entrar al doctor.

— Y ahora les explicaré por qué. — anunció Minghao, sosteniendo unos papeles en la mano mientras cerraba la puerta detrás de él. — Su Alteza, por favor, recuéstese en la camilla. — le pidió el doctor al verlo en el suelo.

— Llámame Jeonghan. — replicó con un ceño fruncido mientras se levantaba del suelo para regresar a la camilla. — Minghao, somos amigos, ¿cuándo empezarás a tratarme de tú? — suspiró.

— Es costumbre por tratar con tu padre. — explicó Minghao mientras le entregaba los resultados de las pruebas. — Estás embarazado. — anunció señalando los papeles.

La revelación hizo que Jeonghan comenzara a hiperventilar mientras leía los resultados. No podía creerlo: estaba embarazado. De un humano. ¿Qué haría ahora? Minghao trató de calmarlo con voz suave hasta que su respiración se fue regulando poco a poco.

— ¿Quieres verlo? — preguntó el doctor, preparando el equipo para un ultrasonido. — Así sabremos de cuántas semanas es. — ladeó un poco su cabeza.

— ¡Sí! — exclamó emocionado Seungkwan, claramente más entusiasmado que Jeonghan.

— Es mío, no tuyo. — replicó Jeonghan, frunciendo el ceño. Luego asintió lentamente. — Quiero verlo.

El doctor preparó todo, aplicó un gel frío sobre el vientre de Jeonghan. Lo que provocó una mueca de incomodidad y pasó el dispositivo por la zona. En la pantalla apareció una imagen tenue, y el doctor señaló un pequeño punto que se movía con suavidad.

— Este es tu bebé. — dijo señalando la pantalla. — Ese pequeño movimiento es su corazón. Aún es muy pequeño, apenas tiene seis semanas.

— ¡Es precioso! — se emocionó Seungkwan.

— ¿Tú eres el padre? — preguntó Minghao, curioso.

— ¿¡QUÉ!? — exclamaron ambos al unísono, negando rápidamente.

— ¿Entonces es Mingyu? — preguntó Minghao con interés.

— Es un humano. — suspiró Jeonghan, lo que hizo que los ojos de Minghao se abrieran con sorpresa. — Prométeme que no le dirás nada de mi embarazo a mi padre. — rogó.

— De acuerdo, pequeño, pero no creo que puedas ocultar la panza cuando crezca. — respondió Minghao mientras limpiaba el gel del vientre y guardaba el equipo.

— Ya me las arreglaré. — dijo Jeonghan, sentándose en la camilla. — Solo guárdame este secreto.

— Tu padre no lo sabrá. — asintió Minghao.

Jeonghan agradeció en silencio y salió de la consulta, tomando a Seungkwan de la muñeca para llevarlo consigo. Nadaba rápidamente, desesperado. No podía creer que estuviera embarazado, y menos de un humano. ¿Cómo le diría a su padre que iba a tener un bebé y que el padre era un humano? Simplemente no podía, estaba tan agobiado que se olvidó de su amigo y nadó aún más rápido en dirección a la playa tocando su colgante, sabía que Mingyu lo mataría pero necesitaba contarle todo a el ahora mismo, no podía seguir engañadose, estaba enamorado de Joshua e iba a tener un bebé suyo.

Al llegar a la costa, fijó la mirada en su colgante, aquel objeto que le permitía tener piernas fuera del agua. Sabía que perderlo significaría quedar atrapado en el océano para siempre. Recordó las lecciones de Mingyu sobre cómo controlar su poder y, con determinación, lo utilizó una vez más.

Salió del agua a paso lento sintiendo de nuevo sus piernas y sus pies rozar la arena de la playa, su cabello estaba mojado pero no tardaría en secarse.

— ¿Cheonsa? — escuchó una voz muy familiar detrás de el.

Al escuchar aquella voz, la voz del padre de su bebé, la voz del chico al que amaba, un nudo se formó en su garganta. Se giró lentamente y, al hacerlo, chocó con el mayor, quedándose frente a él, mirándolo fijamente a los ojos. Sus piernas comenzaron a temblar, y cuando bajó la mirada, se dio cuenta de que estaba desnudo, algo que definitivamente no era normal entre los humanos.

— ¿Qué haces desnudo aquí? — preguntó Joshua, confundido, antes de notar algo extraño en sus brazos. — ¿Qué es eso? — le preguntó ladeando un poco la cabeza y señalando los brazos del tritón.

Jeonghan no pudo responder; sus piernas temblaban intensamente. Desvió la mirada hacia sus brazos, y al notar que sus escamas seguían allí, su rostro perdió todo color, palideciendo por completo.

...