Último capítulo

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Enjoy...


Sakura se estaba mirando en el espejo...

Tenía los párpados amoratados, los labios blancos...

Tenía magulladuras en varias partes del rostro...

No sabía cuánto tiempo fue el que transcurrió desde que fue trasladada hasta urgencias, mucho menos sabía hacía cuanto rato la falsa madre superiora se había ido de su habitación. Solo supo que, después de estar hiperventilando por casi media hora, se recostó en la camilla y cayó como tronco debido a la fuerte carga energética que le consumió la ansiedad que la atacó sin piedad. Miró por la ventana y ya se estaba escondiendo el sol. Tampoco le comunicaron sobre sus padres, por lo cual supuso que todo seguía igual.

Se tocó la clavícula, ahí estaba el parche que cubría la sutura que la doctora le había hecho cuando llegó ahí. Le dolía todo el cuerpo, le dolía el alma y la vida entera. Es que todavía no era capaz de comprender lo que pasó. Ese día parecía ser sacado de una película de acción y terror a la vez. Se sentía insultada y burlada por quienes decían amarla con todo el corazón. Intentaba entender el comportamiento de ellos, pero le costaba llegar a alguna conclusión coherente.

Bueno, sus padres nunca le dijeron tales palabras...

Pero él...

Él sí...

Se estaba ahogando, incluso se sentía vacía. Un eterno vacío que la consumía por completo. Una cáscara que no contenía nada en su interior. Solo una enfermera había ido a monitorear su estado, el cual le permitió concluir que estaba apta para irse al día siguiente. Se quiso reír ante lo irónico de la situación. Quizás siempre supo que Sasuke era una mentira, y que se iría de su lado con cualquier excusa. ¿Acaso nunca le creyó? Sí, lo hizo, por eso estuvo a su lado sin importarle nada. No obstante, ante el primer engaño que le soltó sin compasión, pensaba que quizás podría volver a faltar a la verdad.

No se equivocó...

Aun así...

Sasuke fue el único cobijó su herido corazón...

La decepción que le provocó el actuar de sus progenitores, la dejó lo bastante inestable como para volver a creer y correr a los brazos de Sasuke. Fue un enorme error, porque si bien su padre la golpeó, el menosprecio fue de frente. Sin tapujos. No entre las sombras, como lo hizo ese hombre quien le juro amor eterno. Sí, el amor la cegó y saltó por ello a un precipicio del cual no hubo retorno. Quizás fue porque nunca se sintió honestamente amada. Suspiró perdida en algún recoveco de aquella habitación. Tenía una inusitada calma. Sin embargo, podía presagiar que esa misma calma anticipaba una enorme tormenta.

Se levantó a beber un vaso de agua...

Ni siquiera había probado bocado, no le apetecía...

Ya no quería darle más vueltas a nada, solo quería saber de Mebuki...

Lágrimas de dolor se deslizaron por sus pálidas y heridas mejillas, quería pensar que se habían equivocado, que su madre estaba con vida. No le importaba que fuese a verla con esa formalidad y distancia con la que siempre la trató. Solo anhelaba que estuviese bien, que nada de lo que le dijeron fuese cierto. Menos acerca de la mujer que la llevó en el vientre. Ella no hubiese sido capaz de hacer todo eso de lo que la acusaban, ¿cierto?

Trataba de reconstruir cada suceso de su vida, y la verdad era que no hubo nada bueno en hacer aquello. Siempre estuvo sola, sus padres fueron seres ausentes, lejanos a ella. Solo cuando la necesitaron para un propósito, fue la hija ejemplar. El orgullo de ambos, la comidilla de medio mundo, enalteciéndola debido a cómo había sido criada. Sakura, la única hija de los Haruno, era tan buena chica que daría su vida a la labor de Dios.

El sabor del pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora