Max
Cada día tenia más ganas de follarme a Diana. Me costaba mucho mantener la calma con ella a mi lado así. Con un pantalón de lycra y un top deportivo porque ese día en especial hacía calor. Le hacía un cuerpo de escándalo. A mí me costaba mucho eso de mantenerme sereno, con una chica así a mí lado era imposible. Tenía un cojín encima casi siempre, porque no podía controlarme cuando ella estaba así a mí lado. Y cuando era la hora de dormir y dormía con tan poca ropa, oh dios. Tenia que dormir de espaldas para poder pasar la noche tranquilo. No es que sea un depredador sexual, es que ella es la presa que todos los hombres matarían por tener. Era preciosa.
–Buenos días –oi su voz en mi oído. Se me erizo la piel del cuerpo por completo. Hostia puta.
–Hola, Diana.
–¿Tienes hambre?
Joder. Para qué te destapas, guapa...
–No mucha.
–Pues yo sí. Venga, levanta. Llevo esperándote un cuarto de hora.
–Joder, Diana. Son las... –miré mi móvil–, ¿Estás loca? Son las siete y cuarto. No voy a levantarme. Vete tú a comer, ya iré más tarde...
Me volví a acurrucar. Con lo pronto que era. Si venga. Hasta que la noté sentada encima.
–Max.
–NO.
–Vengaaa –empezó a dar botecitos sobre mi. Jesús.
–¡Para! Vas a levantar otra cosa... –eso último lo dije por lo bajo.
–Joo.
–¿Qué quieres? –la sujeté de la cintura para que dejase de saltar. Por el amor de santo cristo.
–Tengo hambre.
–Come polla y déjame en paz.
Suspiró y se volvió a tumbar a mi lado. Cuando me gire para mirarla tenía su culo muy cerca. Pedazo culo, por cierto. Daban ganas de meter la cara. Volví a cerrar los ojos para dormir. Con lo pronto que era no me iba a levantar. Y otra vez a lo mismo.
–Como sean otra vez las ocho de la mañana, te juro que te empotro tan fuerte que dejo la silueta en la pared.
–Joder.
–¿Qué quieres?
–Comer.
–¿Si me levanto me dejas en paz? –asiente. Así que me levanté con ella y la acompañé a la cocina para que comiera. Con lo pesada que estaba. Por dios–, venga, come.
Sonrió y comió el desayuno tranquilamente mientras yo tomaba un café.
–¿Ya estás contenta?
–Vaya.
–Me alegro... –me quería morir.
Nos quedamos un rato en la cocina mientras desayunábamos.
–Vístete, por favor.
–Estoy vestida.
–¿Eso es vestirse?
–¿Qué le ves de malo a mi pijama?
–¡Eso no es un pijama! ¡Eso te ha costado más de lo que te tapa!
–Pues no le veo lo malo.
–Yo sí.
Se encogió de hombros.
–Ponte algo normal.
–Que pesado.

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𝐦𝐚𝐝 𝐦𝐚𝐱: 𝐥𝐨𝐬 𝐠𝐚𝐧𝐚𝐝𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐭𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞𝐧 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐧
ФанфикDos chicos que se conocen desde que nacieron. Empieza por el odio, la rivalidad desde pequeños, las luchas de ver quién es superior, hasta que llega la madurez y se alejan. Luego la protección, "no la toques" decía. Los celos, también hacían daño c...