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Diana

Estaba ilusionada de Bélgica. Sentía que iba a ir muy bien. Además, me encantaba pasearme por ahí, aunque ahora no quería salir. Estaba demasiado agusto en una cama de lujo, envuelta en mantas y con el cuerpo adormilado. Hacía tanto frío que el calor de las mantas y sábanas eran satisfactorias. Max se había ido a entrenar, así que estaba sola, y la pedazo de cama. ¿Quién querría moverse de ahí? Me levanté para darme una ducha, no me molesté en cerrar la puerta, suponía que Max volvería mucho más tarde. Por lo que me desnudé y me metí en aquella ducha tan grande. Esto es una de las cosas que me encantan de ser amiga de un piloto de fórmula uno. Que tienen lujos por todas partes. Justo cuando salí por la puerta para coger mi ropa, la puerta se abrió. Max se quedó congelado al verme, incluso se le cayó lo que llevaba colgando de la mano. Cogí lo primero que pude para taparme.

–... Bueno –recogió la bolsa del gimnasio que se le había caído.

–No has visto nada.

–JO-der que no –pasó de largo y entró en el baño cerrando la puerta.

Vale. Max acababa de verme hasta el alma. Joder. Oí la ducha y aproveché para vestirme y secarme el pelo, ya que había un tocador en la habitación. Tampoco pasaba nada, por haber visto, habrá visto miles de cuerpos mejores, ¿no? No creo que sea nada del otro mundo. Salió más tarde, con la toalla por la cadera, claramente a buscar ropa.

–Max.

–¿Sí? –se giró a mirarme mientras rebuscaba en su maleta.

–Aquí no ha pasado nada.

–Tampoco hace falta que te pongas así de nerviosa.

–Pues sí no pongo.

–Tranquila, no es la primera vez que veo unas tetas.

–No jodas.

–No te pongas nerviosa, no es como que se lo vaya a contar a alguien, a nadie le importa.

–Vale, genial entonces.

2017

Max había entrado en Red Bull. Había sido algo muy nuevo para todos, pensaban que subirían a Carlos. Max estaba muy contento. Estaría con Ric, los dos juntos. Eso podía acabar fatal, aunque se llevaban muy bien.

Mi "relación" con Dani y Sebastian seguía haciéndose mejor a base de sexo. Aunque aún me daba curiosidad como era Seb en separado. Pero eso ya lo averiguaría yo por mi cuenta. Ahora vería a Max mucho más, al estar siempre en Red Bull, al primero que me toparía sería a él. Y yo bien contenta.

Hasta que él lo volviera a joder y romperme.

Un día, entré a verlos después de la carrera. Max no me hablaba, aún me preguntaba por qué. Tendría un mal día así que decidí darle su espacio y no agobiarlo más. Fui a por Dani, a quien nunca le faltaba la sonrisa. Se me comió a besos. Acababa de ganar en Mónaco y estaba loco de felicidad.

–Enhorabuena, bonito.

–Gracias, preciosa –no dejaba de sonreír.

–¿Sabes qué le pasa a Max?

–No habla ni conmigo. Pero me comentó algo de que no quería distracciones y que se iba a centrar en él, que no te sorprendieras si no se centraba en hablarte.

–Ahora vengo.

–Pero...

–Tú déjame ir –me fui hacia allí. No podía tener la cara tan dura.

Tras buscarlo durante unos minutos, lo encontré hablando con un hombre. Lo agarré de la muñeca y nos aparté de una salita.

–¿De qué vas?

𝐦𝐚𝐝 𝐦𝐚𝐱: 𝐥𝐨𝐬 𝐠𝐚𝐧𝐚𝐝𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐭𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞𝐧 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora