Diana
En 2020 hicieron cuarentena, y Max y yo decidimos estar juntos en mi casa con mi padre. Mi padre había vuelto a hacer migas con Max y lo toleraba. No era que le hiciera una fiesta, pero no le caía mal. Max se había traído medio armario para pasar los días que estuviéramos aquí abastecido de ropa.
–Por lo menos pasaremos más tiempo juntos.
–Sí, al menos... Mi pregunta es qué coño vamos a hacer con tanto tiempo libre. Al menos tu casa es grande y tenemos jardín. Y piscina.
–Hay juegos de mesa y tengo la play. Si te sirve.
–Me apetece jugar a algo sencillo, no mirar una pantalla. Me gusta más tu cara.
Que mono.
–Pueees, ¿que es sencillo para ti?
–Pues el Uno, por ejemplo.
–¿Y el virus?
–Hace la tira que no juego –rió.
–Juguemos. Vamos a mi cama que estaremos más cómodos.
Cogimos las cartas del armario y nos sentamos de piernas cruzadas en el colchón. Pusimos música en la tele flojita. Nos repartimos las cartas y Max empezó con su primer órgano. Lástima que se lo fuera a infectar nada más empezar.
–Empezamos mal, Didi –frunció el ceño.
–Jodete, cariño.
–Veremos quien gana la partida, mi amor.
Asentí. Veremos, veremos. Fueron pasando los turnos, yo tenía casi todos los órganos sanos y él tenía un cuerpo infectado por completo.
–¿Me los regalas? –hizo un puchero mientras me enseñaba la carta de cambio de cuerpo. Cabronazo.
–Hostia tio.
–¡Ja! –me cambió sus cartas.
Cambiamos cuerpos y ahora yo tenía el cuerpo infectado y él casi entero y sano. Puso su último órgano.
–Te lo dije.
–Vale, tío.
–¿Quieres la revancha? –me sonríe triunfante.
–Pues claro que sí.
Y volvimos a jugar. Una tras otra. Hasta que nos aburrimos, bueno, más bien él se aburrió de perder seis partidas seguidas y dejamos las cartas de lado.
–Te odio.
–Ajá. ¿Qué decías?
–Tú gaaaanas. Qué sí. Qué dominas el juego. Ah, mira lo que me he traído –se levantó hacia una mochila que parecía de gimnasio, pero en realidad era la funda de un volante y unos pedales de consola–, ¿quieres estrenarlo? Es nuevo.
–Halaaaa.
–Pesa un montón –aunque él lo tenía en la mano sin ningún esfuerzo.
–Me lo puedo imaginar. Yo lo estreno. ¿Pero te apetece que juguemos a juegos de miedo? Tengo bastantes.
–Me cago.
–Jodete.
–Venga, que si. Pon el que prefieras. Five Nights at Freddy's, Visage... el que sea.
Asentí y encendí la consola y la tele. Cerré la persiana, apagué las luces y encendí una vela.
–¿El rollito de ritual satánico que estás montándote es necesario?
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𝐦𝐚𝐝 𝐦𝐚𝐱: 𝐥𝐨𝐬 𝐠𝐚𝐧𝐚𝐝𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐭𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞𝐧 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐧
FanfictionDos chicos que se conocen desde que nacieron. Empieza por el odio, la rivalidad desde pequeños, las luchas de ver quién es superior, hasta que llega la madurez y se alejan. Luego la protección, "no la toques" decía. Los celos, también hacían daño c...