22

41 3 0
                                    

Diana

Rezaba en que llegara el día que me escribieran y me dijeran que Jos no estaba e ir por sorpresa. No aguantaba más esto. Mi padre y May siempre intentaban distraerme de todo y hacer mi vida más feliz, pero la ansiedad de saber que podría no volver a ver a Max hasta dentro de mucho más tiempo me rompía la cabeza.

Y así pasó el tiempo, y llegó 2023, marzo, y aún no sabía nada de él. Por mi parte, aprendí a sobrellevar la situación y no estancarme. Él fue campeón del mundo el año pasado. Estuvo increíble. Y yo ya había dado a luz a nuestra niña. Mis padres y la gente que estaba en mi vida me apoyaron todos estos meses y nunca me dejaron sola. Era el momento de aparecer y que Max conociera a su hija. Era lo que tocaba, ir a buscarlo de una vez. Me seguía poniendo nerviosa cuando pensaba en que la temporada acababa de abrir y podía arruinarle la temporada.

–¿Está Jos?

–No, tiene planes con una de sus putas –me escribe Ric.

–Voy a presentarme con la niña. No le digáis nada.

Estaba de los nervios. Ya lo tenía todo planeado, tenía ganas de verlo. Preparé la maleta de las dos, y comenzamos la aventura hacia Arabia Saudita. Seguro que le hacía ilusión verme. Se iba a caer muerto. Seb se ofreció a llevarme hasta allí, de hecho vino a buscarme al aeropuerto cuando aterrizamos. Cuando me reencontré con él se me salieron las lágrimas. No me esperaba que viniera a abrazarme con todas sus fuerzas y se pusiera a girar conmigo en brazos. Menos mal que la niña estaba en el carro.

–Que guapo estás.

–Tu también estás estupenda. Triste, pero preciosa.

–La felicidad que tengo es por vosotros y por mi niña.

–Venga, no tardemos más, te mueres por verlo.

–El que se va a morir es él al verla.

–También puede ser.

Max tenía en mente que yo había abortado, y que no había nada, peeero... Cuando llegamos, todo ese olor a gasolina y a neumático me invadió las fosas nasales. Me sentía en casa. Estaba en mi sitio.

–¿Te apetece saludar o vamos directamente a por Max?

Lo miré, vaya pregunta.

–Pues venga, estamos tardando –me rodeó con uno de sus brazos y sonrió. Hicimos camino hacia Red Bull con su brazo en mis hombros y yo con el carro en la mano empujándolo. Al primero que vi fue a Horner, el abrió la boca de par en par y vino a abrazarme con fuerza y luego saludó a la peque. Yo ya me encontraba llorando por reencontrarme con mi familia.

–Max está en su cuarto de descanso, la puerta con su número. Sé que los dos necesitáis veros.

–Sé cuál es su puerta. Gracias, Chris.

Me sonrió y me dio un último abrazo antes de que yo fuera directa a por Max. Caminé hasta encontrar la habitación de Max, y abrí directamente con el carro. Vi a un Max quejándose primero, luego me miró a los ojos, se quedó parado, se levantó y vino a abrazarme lo más fuerte que podía. Cuando tuve a Max entre mis brazos sentí lo que era estar bien otra vez. Estaba en los brazos correctos y con el hombre de mi vida.

–Estás aquí.

–Estamos aquí.

–... Enhorabuena.

–¿Enhorabuena?

–Por ella –señaló al carrito.

–Max, es tuya.

Se quedó parado mirándome, clavado en el sitio.

–Nunca aborté.

–... ¿Qué?

𝐦𝐚𝐝 𝐦𝐚𝐱: 𝐥𝐨𝐬 𝐠𝐚𝐧𝐚𝐝𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐭𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞𝐧 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora