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Max

Al acabar la carrera, me fui a encontrarme con ella en donde sabía que la encontraría. Red Bull. Sin saber que interrumpiría algo. Se me quedó la cara a cuadros.

–¡¿Seb también?! –me quedé patidifuso.

–¡Joder!

–Ejem, perdón, perdón... –me quité la gorra–, solo no me lo esperaba.

–Tranquilo.

Cogió su chaqueta y se fue conmigo. En realidad, estaba un poco nervioso. Sabía que no agradaba a su padre y que la última vez que le vi, no estaba muy contento. Cuando llegamos ella entró con la llave y su padre estaba en el sofá. Entré con un poco de miedo, no sabía cómo me miraría ni lo que diría, aunque de igual manera, saludé. Seré muchas cosas, pero no un maleducado.

–Hombre, hola.

–Hola –me sentía un poco como un intruso.

–Tranquilo, no te odio. Solo me dolió ver a mi hija así por tu culpa, pero se ve que la quieres y estás arrepentido. Así que todo pasado pisado.

Asentí y me liberé del peso que tenía encima desde que Diana me citó a venir. Genial, un problema menos.

–¿Te apetece ir a ver pelis a mi habitación?

–Vamos –asentí.

Al entrar en mi habitación Max se quedó mirando algunas de mis decoraciones en la pared. Tenía fotos de nosotros jugando de pequeños. Y ese coche que me regaló cuando éramos críos.

–Lo sigues teniendo... –sonrió de oreja a oreja.

–No te voy a mentir, las quité durante un buen tiempo, pero las volví a poner.

–Lo sé. Lo entiendo. Igualmente, me gusta saber que todavía lo guardas. A mí me los hicieron tirar... –se le borró la sonrisa un poco.

–Podemos hacer copias de las mías –sonreí.

–¿Eso puede hacerse? –rió–, no te recordaba tan lista, Didi.

–Bah, tonto.

–Mimimi...

Ambos reímos.

–A decir verdad, te echaba de menos –se sentó al borde de mi cama.

–Y yo a ti, muchísimo.

–... Eras mi mejor amiga.

–¿Era? –alcé una ceja.

–ERES. Eres... –rió.

–Pensaba.

–¿Y tú me consideras como tal todavía?

–Ahora mismo sí. Ya te he perdonado por todo, estoy sanada.

–Me alegro –me sonríe–, ¿qué quieres ver?

–Me da igual, lo que me importa es que estamos juntos.

–Vale, estupendo, gran idea de peli, eh.

–¿Jugamos a la consola?

–Te voy a meter una follada que vas a flipar –cogió el mando de la mesita.

–Emmm, vale.

–Perdón, he pasado mucho tiempo expresándome así con los demás –rió mientras sus mejillas se encendían.

–¿Pero has follado alguna vez en tu vida?

–Claro. Con mi última novia. Lo dejamos apenas hace un mes.

𝐦𝐚𝐝 𝐦𝐚𝐱: 𝐥𝐨𝐬 𝐠𝐚𝐧𝐚𝐝𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐭𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞𝐧 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora