El primer amor nunca se olvida. O al menos, eso es lo que dicen. Que es un sentimiento eterno.
A mis quince años, creí haber encontrado al amor de mi vida; una morena que hacía latir mi corazón con cada mirada. Pero cuando nuestros secretos fueron r...
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POV Kylie
Los primeros rayos de sol apenas comenzaban a iluminar el horizonte cuando llegué al pequeño pueblo. Montada en mi moto, recorría esos caminos empolvados y familiares, con la nostalgia apretándome el pecho. Los recuerdos me envolvían mientras el paisaje pasaba rápidamente a mi lado, llevándome de regreso al lugar donde todo había comenzado... y terminado. Habían pasado seis largos años desde la última vez que estuve aquí. Me fui siendo apenas una adolescente, llena de incertidumbres y con el corazón roto. Ahora, con casi 24 estaba de vuelta, lista para enfrentar lo que había dejado atrás.
Al ver la casa de mi infancia, sentí un nudo en la garganta. Estaba igual, con la pintura algo desgastada y las flores en el jardín que mamá siempre cuidaba con esmero. Apagué la moto y me quedé unos segundos contemplando la fachada, reuniendo valor antes de entrar. No quería que mamá me viera débil, pero sabía que vernos después de tanto tiempo sería inevitablemente emotivo.
Mamá estaba en la puerta cuando me acerqué, como si hubiera estado esperando. Al vernos, nos quedamos en silencio, los ojos llenos de emoción contenida. Finalmente, se acercó y me envolvió en un abrazo cálido y reconfortante. Sentí cómo sus brazos me envolvían con ese amor que solo una madre podía brindar, esos que aunque me cueste admitir, los extrañaba, en ese momento todas las palabras sobraban.
—Kylie... mi niña. —su voz era apenas un susurro, quebrada por los sentimientos.
—Estoy aquí, mamá. —le respondí, apretándola con fuerza, dejándome llevar por ese abrazo.
Nos quedamos así un buen rato, abrazadas, dejando que el tiempo pareciera detenerse. Finalmente, nos separamos, y mamá me tomó de la mano, guiándome dentro de la casa, como cuando era pequeña. Me hablaba de todo, yo fingía escucharla, pero en realidad mi mente divagaba por aquella casa.
Sentí cómo todos esos años de distancia parecían desvanecerse. Todo estaba igual, pero en realidad se sentía más hogar ahora que papá no estaba.
Entonces mi vista se posó en mi puerta, al abrirla vi como mi habitación estaba exactamente igual. Los pósters de mis bandas favoritas en las paredes, mi guitarra apoyada en una esquina, y, en una de las repisas, el dibujo de una chica de cabello rizado. Mi corazón dio un vuelco al verlo. No podía evitar pensar en mi adolescencia, en todos esos momentos que había compartido con aquella chica, en cómo ella había sido mi primera todo.. y en cómo mi padre me había sacado de mi propia casa, sin dejarme llevar nada..mandándome lejos.
Mamá se sentó en el borde de la cama y suspiró, mirándome con esa mezcla de amor y tristeza que solo una madre puede tener.
—Perdóname, Kylie... —dijo suavemente, rompiendo el silencio—. Perdóname por todas esas veces en las que no estuve para ti, en las que no supe entenderte. Si pudiera retroceder el tiempo, haría tantas cosas diferentes...no hubiera sido tan mala, no hubiera hecho caso a tu papá en todo..