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POV MALIA

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POV MALIA

Mi cuerpo se sentía cansado, como si hubiera corrido una maratón sin descanso. Intenté moverme un poco en la cama, estirando con dolor mis piernas.

Entonces mi muñeca rozó algo. Algo cálido y suave. Abrí los ojos de golpe.

Era Kylie.

Por un momento, había olvidado que anoche fue... loco.

Mi corazón comenzó a latir tan rápido que dolía. La respiración se me aceleró y sentí un calor incómodo subiendo por mis mejillas. ¿Qué demonios había pasado realmente?

No sabía qué hacer. ¿La despierto con el desayuno? ¿Me hago la que olvidé todo? ¿Me quedo quieta para siempre y finjo que no existo? Mi mente empezó a jugarme una mala pasada con tantas posibilidades ridículas.

Ella, mientras tanto, seguía durmiendo plácidamente. Se veía tan tranquila, tan hermosa. No pude evitar mirarla por unos minutos, apreciando cada detalle de su rostro. Era increíble lo bien que se veía, incluso mientras dormía. Sus labios ligeramente entreabiertos, su respiración constante.

Mientras yo, seguramente, parecía un desastre total: el cabello revuelto como si me hubiera peleado con un oso, y la piel marcada de la noche anterior. ¿Por qué no había dormido con mi gorra de satín?

Con mucho cuidado, giré la cabeza hacia la mesita de noche, buscando mi teléfono. Lo tomé con delicadeza, casi en cámara lenta para no despertarla, y envié un mensaje rápido a mamá para saber si ella y Davi estaban bien. La espera por una respuesta me estaba desesperando aún más.

Volví a mirarla, asegurándome de que seguía profundamente dormida. Finalmente, reuní el valor para levantarme de la cama.

Caminé casi corriendo hacia el baño, me lavé la cara y los dientes y traté de darle un poco de forma a mis rizos deshechos. Me arreglé las pestañas y me observé en el espejo. "Puedes hacerlo, Malia", pensé mientras sentía el nudo en mi estómago volverse cada vez más grande.

Fui a la cocina y me preparé un café, aunque mis manos temblaban tanto que casi tiro la taza. Necesitaba ayuda antes de perder el control, así que marqué el número de Morgan.

—¿Morgan? —dije en un susurro desesperado.

—Hola... bebé —respondió con voz adormilada.

—Morgan, no me vas a creer lo que pasó —solté, hablando tan bajo que apenas podía escucharme.

—¿Estás bien? —preguntó, ahora más alerta.

—Anoche, mientras tú estabas ocupada con Ruby...

—Sí, vi tu mensaje. Me dijiste que Kylie te llevó a tu casa... ¡¿Qué pasó, Malia?!

—Eso no es todo —respondí con un tono entre risas nerviosas y pánico puro.

Aeternum - Kylia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora