POV KYLIE
El alcohol hacía que todo se sintiera borroso, pero incluso en este estado, podía reconocer que este momento era real. Malia estaba ahí, besándome, y yo no podía pensar en nada más. Las consecuencias que esto traería mañana parecían tan lejanas, tan irrelevantes. Lo único que importaba ahora era el calor de su piel, la forma en que sus labios se movían contra los míos, como si fueran un recordatorio de todo lo que había amado de ella desde los 17 años.
Mis manos encontraron su cintura con una fuerza que no pude contener. No quería que este momento terminara. La manera en que ella me respondía, con sus manos firmes alrededor de mi cuello, me hacía olvidar que habíamos pasado años separadas, años pretendiendo que no nos necesitábamos.
Malia comenzó a guiarme hacia su cama. Ni siquiera sé cómo llegamos allí, pero de repente me encontré sobre ella, mis labios todavía explorando los suyos con una mezcla de pasión y necesidad. Me detuve un segundo, apoyándome en mis brazos para mirarla.
Dios, era tan hermosa. Su cabello estaba desordenado, un desastre perfecto que enmarcaba su rostro. Su piel trigueña brillaba bajo la tenue luz de la habitación, y sus mejillas estaban teñidas de un rubor que hacía que todo mi pecho se apretara. No pude evitar sonreír mientras la miraba, y por un momento, sentí que el tiempo retrocedía.
—¿Te acuerdas de la vez que tuvimos sexo en el baño de tu casa? —pregunté, dejando que mis pensamientos viajaran al pasado mientras una risa se escapaba de mis labios.
Sus ojos se agrandaron, y de repente, soltó una carcajada que llenó el cuarto. Era una risa genuina, contagiosa, de esas que siempre me habían hecho amarla más.
—¡Kylie, cállate! —dijo entre risas, cubriendo su rostro con las manos como si quisiera ocultar su vergüenza.
No pude evitar tirar de ella hasta que su pecho quedó contra mi oído. Su corazón latía rápido, casi al mismo ritmo que el mío, y cerré los ojos para disfrutar de ese sonido.
—Malia... —susurré, casi sin darme cuenta.
—¿Sí? —respondió, y su voz fue tan suave, tan delicada, que sentí que se me erizaba la piel.
—Te extraño. —Las palabras salieron con dificultad, como si fueran demasiado pesadas para decirlas en voz alta. Pero ahí estaban, flotando en el aire entre nosotras.
Ella suspiró profundamente, tanto que su pecho se movió contra mi cabeza.
—Yo también... —admitió en un murmullo, y mi corazón se detuvo por un segundo al escucharla.
Me levanté de inmediato para mirarla, sorprendida por lo que acababa de decir. Sus ojos estaban abiertos, llenos de emociones que no podía descifrar del todo. Parecía asustada, como si no pudiera creer que esas palabras habían salido de su boca.
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Aeternum - Kylia
Fiksi PenggemarEl primer amor nunca se olvida. O al menos, eso es lo que dicen. Que es un sentimiento eterno. A mis quince años, creí haber encontrado al amor de mi vida; una morena que hacía latir mi corazón con cada mirada. Pero cuando nuestros secretos fueron r...