𝔇𝔲𝔩𝔠𝔢𝔰 𝔰𝔲𝔢ñ𝔬𝔰

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Charles se acomodó nuevamente sobre mis piernas, mirándome directamente a los ojos, sus labios se curvaron en una sonrisa traviesa.

—¿Sabes? Adoro compartirte. Tal vez sea el morbo de hacerlo, pero créeme, realmente odio cómo Lando quiere alejarte de mí.

La forma en que pronunció su nombre hizo que una chispa de desafío encendiera en su mirada,  no podía evitar sonreír ante su actitud posesiva.

—Incluso si esa argolla entre tus dedos dice lo contrario, soy yo quien te hace sentir realmente viva —continuó, acercándose un poco más, su voz suave y seductora.

Mis respiraciones se hicieron más rápidas.

—¿Es eso lo que crees? —pregunté, tratando de mantener la calma mientras mi corazón latía con fuerza.

Él asintió, su mirada nunca abandonando la mía.

—Sí. —Se inclinó hacia mí, su rostro tan cerca que podía sentir su aliento caliente—. Quiero que sepas que no me importa lo que Lando intente hacer. Eres especial para mí, y eso es lo que realmente cuenta.

Las palabras flotaron en el aire, llenándolo de un significado profundo y, a la vez, tentador. Mientras lo miraba, sabía que el juego entre nosotros iba más allá de lo superficial.

—Charles... —empecé, pero él me interrumpió, acercándose aún más, sus labios casi rozando los míos.

—No me digas nada. Solo disfruta el momento —susurró, con un tono que me hizo sentir un escalofrío recorrer mi cuerpo.

En un impulso, me incliné hacia él, buscando el contacto que tanto anhelaba. Nuestros labios se encontraron en un beso suave. Sus manos se movieron a mi cintura, atrayéndome hacia él con una firmeza que me hizo sentir segura y deseada al mismo tiempo.

—Se que hay algo entre nosotros, —murmuró, rompiendo el beso por un momento, su frente apoyada contra la mía—. No puedo dejar que nadie te quite de mi lado.

Mi corazón se aceleró ante su declaración. No podía negar que su posesividad me intrigaba y me emocionaba.

El silencio me invadía,  contemplando lo que realmente significaba todo esto. Justo en ese momento, sentí que alguien se acercaba, interrumpiendo nuestra burbuja de intimidad.

—Stella, ¿estás bien? —era Lando, su voz cargada de preocupación.

Miré a Charles, que rápidamente adoptó una expresión despreocupada.

—Sí, estoy bien —respondí, aunque en mi interior sentía que la situación se volvía complicada.

Lando se detuvo frente a nosotros, su ceño fruncido mientras miraba a Charles.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó, y de inmediato supe que tenía que ser cuidadosa con mis palabras.

—Solo estaba... disfrutando del aire fresco —dije, tratando de sonar lo más natural posible.

Charles se levantó, su actitud juguetona regresando.

—Nada de qué preocuparse, Lando. Solo estaba asegurándome de que Stella no se aburriera —dijo con una sonrisa desafiante.

Lando lo miró, una chispa de tensión en el aire.

—¿Estás segura de que todo está bien, Stella? —preguntó, su voz casi un susurro, pero cargada de preocupación.

Me volví hacia él, sintiendo un tirón en mi pecho. Quería que Lando se sintiera tranquilo, pero al mismo tiempo, no podía ignorar la intensidad con Charles.

Sexy Bitch - Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora