Tom caminaba lentamente hacia su apartamento, el peso de la tristeza aplastándolo como una losa. La noche caía suavemente sobre la ciudad, y las luces parpadeantes de los edificios le recordaban a Alemania, a esos días llenos de risas y complicidad con Bill. Se detuvo en la acera, sacando un cigarrillo de su paquete y encendiéndolo con manos temblorosas. El humo se elevó en espirales, mezclándose con sus pensamientos nostálgicos.
Mientras inhalaba, una oleada de recuerdos lo invadió: las caminatas por la orilla de la playa, las charlas interminables bajo las estrellas, y esa conexión única que compartían. Pero también había sombras en esos recuerdos, momentos de incertidumbre que ahora lo consumían. La imagen de Bill sonriendo se desvanecía, reemplazada por la angustia de no saber cómo se sentía realmente su aun pareja. Tom sintió que las lágrimas amenazaban con escapar, y se mordió el labio, intentando contener su dolor.
La tristeza se apoderó de él, y se dio cuenta de que había estado evadiendo sus emociones. En ese instante, la soledad se hizo palpable. Se preguntó si alguna vez volverían a ser los mismos, si habría un camino de regreso a esa felicidad compartida. Con el cigarrillo entre los dedos, dejó que las lágrimas fluyeran, sintiendo que cada una de ellas era un grito silencioso por la conexión que había perdido. La noche se volvió más oscura a su alrededor, pero también se sintió un poco más ligero, como si al menos en ese momento, pudiera liberar parte de su carga.
Tom avanzaba por las calles con el peso de la culpa apretando su pecho. Había desatado una verdad peligrosa al confiar en Bill sobre el asesinato, y ahora el miedo lo envolvía como una sombra ominosa. Cada paso que daba resonaba con el eco de sus arrepentimientos, deseando haber guardado ese secreto oscuro bajo llave.
El temor se apoderaba de sus pensamientos mientras caminaba, la paranoia nublando su juicio. Quería retroceder en el tiempo, borrar esas palabras que habían escapado de sus labios, pero ya era demasiado tarde. La sensación de vulnerabilidad lo invadía, sabiendo que había expuesto su vulnerabilidad a Bill, sin poder prever las consecuencias.
A pesar de su miedo, Tom sabía que debía enfrentar las repercusiones de sus acciones. Cada sombra proyectada por las farolas de la calle parecía susurrarle advertencias silenciosas. A medida que se acercaba a su apartamento, se preparaba para lo que vendría, con el corazón latiendo con una mezcla de arrepentimiento y valentía ante el inevitable encuentro con Bill.
Bill yacía en su cama, con la oscuridad envolviendo su habitación. Las palabras de Tom resonaban en su mente, creando un torbellino de emociones y pensamientos turbulentos. La idea de terminar con Tom cruzó por su mente, una opción que hasta ahora no se había planteado seriamente.
El silencio de la noche parecía amplificar sus dudas y preocupaciones. Cada palabra compartida con Tom se convertía en un peso en su corazón, cuestionando la confianza y la lealtad en su relación. A pesar de la tentación de poner fin a todo, Bill se debatía entre la decepción y el deseo de comprender la verdad detrás de las revelaciones de Tom.
En la penumbra de su habitación, Bill reflexionaba sobre el futuro incierto de su relación con Tom. Las decisiones difíciles se cernían sobre él, cada una con sus propias implicaciones y consecuencias. En ese momento de introspección, la incertidumbre y la angustia se entrelazaban en su mente, mientras consideraba el camino a seguir.
Tom se encontraba sumido en un mar de emociones encontradas. El peso de sus acciones y palabras malinterpretadas por Bill lo atormentaban. Con un nudo en la garganta, Tom anhelaba redimirse ante Bill, pero las palabras parecían escaparsele en un susurro de arrepentimiento.
Decidió entonces escribir un mensaje, una carta digital que llevaba consigo su vulnerabilidad desnuda.
-Lo lamento. No quiero que me temas. No soy un monstruo, no soy malo— escribió con temblorosa determinación. Cada letra era un eco de su anhelo de reparar el daño, de reconstruir la confianza que se desmoronaba entre ellos.
Mientras tanto, en la otra punta de la comunicación digital, Bill recibió el mensaje con un corazón pesado y una mente turbada. El silencio se convirtió en su respuesta, una muralla de distancia que erigía para protegerse del dolor que amenazaba con desbordarlo. La dualidad de deseos se entrelazaba en su ser: el anhelo de alejarse de Tom y la necesidad de comprender su verdadera esencia.
Así, en el frágil equilibrio entre el perdón y la separación, Tom y Bill se hallaban atrapados en un baile de emociones intensas y conflictivas. El destino de su relación pendía en la balanza, mientras el eco del silencio resonaba en la noche, marcando un punto de inflexión en sus vidas entrelazadas.
las lágrimas de Tom reflejaban el peso abrumador de su error. El secreto que inadvertidamente reveló a Bill se convirtió en una sombra que oscurecía su alma. El dolor de traicionar la confianza de su amigo lo consumía, desgarrando su corazón en pedazos de arrepentimiento.
El silencio de Bill resonaba en su mente, un eco ensordecedor que amplificaba su culpa. Cada palabra dicha de más era un golpe que profundizaba la herida abierta entre ellos. Tom, envuelto en un torbellino de emociones, anhelaba retroceder en el tiempo y borrar aquel momento fatídico que selló su destino.
Mientras las lágrimas surcaban su rostro, Tom comprendió la magnitud de su error y la devastación que había sembrado en la frágil tela de su amistad con Bill. El peso de la traición se volvió insoportable, y en la penumbra de su habitación, se enfrentaba a la dolorosa verdad de haber arruinado lo más preciado que tenía.
Bill se encontraba en una encrucijada emocional, con su determinación forjada en el fragor de la traición descubierta. Sus ojos reflejaban una mezcla de dolor y resolución mientras contemplaba el abismo entre él y Tom. Cada paso hacia la distancia era un eco de su decisión firme de poner fin a una una relación que una vez consideró inquebrantable.
Las palabras no pronunciadas resonaban en el aire cargado de tensión, creando un silencio sepulcral que envolvía la habitación. Bill, con el corazón en un puño, se aferraba a su determinación como a un escudo contra el dolor que amenazaba con desbordarlo. Cada latido era un recordatorio de la herida abierta en su alma, una herida causada por la traición de Tom.
En medio de la quietud que precedía a la tormenta, Bill se preparaba para cruzar el umbral que separaba su pasado compartido con Tom de un futuro incierto y solitario. La sombra de la decisión pesaba sobre sus hombros, pero en su mirada ardía la llama de la convicción. Con paso firme, se encaminaba hacia un nuevo comienzo, dejando atrás los escombros de una relación destrozada por el secreto
Bill decidió que era el momento de enfrentar a Tom. Con el corazón latiendo con fuerza, escribió un mensaje que decía
-Necesitamos hablar. Es importante— La incertidumbre lo envolvía, pero sabía que no podía seguir ocultando sus sentimientos.
Cuando Tom llegó al lugar acordado, su expresión era una mezcla de ansiedad y expectación. Bill, con la voz temblorosa, comenzó a hablar.
-Tom, esto no eata funcionando, tu secreto me dejo desocnsertado y no puedo seguir con alguien que es un as...asesino, y creo que es hora de poner fin a esto— Las palabras cayeron como piedras en el silencio, y Tom sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor.
La reacción de Tom fue explosiva.
-¿Qué estás diciendo, Bill? ¡No puedes terminarlo así! No...asi— Su voz temblaba de ira y confusión, y la tristeza en sus ojos era palpable. La furia que brotó de su interior era indescriptible, un torbellino de emociones que lo consumía. Se sintió traicionado, como si todo lo que habían construido hubiera sido en vano. En ese momento, la relación que habían compartido se desvaneció, dejando solo un eco de lo que una vez fue.
(Los próximos cap, vienen un poco más interesantes pero no me vayan a odiar 🥺 los quiero 🫶🏻)
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Sin Salida
FanfictionEstar en un cuarto frío y oscuro, teniendo un reflector de luz blanca apuntando a tus ojos es totalmente incómodo, esperando a que alguien entre, en un profundo silencio, mi mente había bloqueado todo recuerdo de esa noche, solo se que mis manos y m...