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Mientras la noche avanzaba, Tom se acomodó en la cama, sintiendo el suave roce de las sábanas contra su piel. Bill, a su lado, ya había cerrado los ojos, sumido en un sueño profundo. Pero Tom no podía encontrar la paz. La imagen de su ex, Jessica, lo perseguía, y pronto se vio atrapado en una pesadilla.

En su sueño, estaba de pie en una habitación oscura, con ecos de risas y murmullos a su alrededor. La atmósfera era pesada y opresiva, y a medida que giraba, se dio cuenta de que la habitación estaba llena de sombras que parecían moverse y reírse de él. De repente, vio a Jessica, su rostro distorsionado por una mezcla de rabia y tristeza. Ella lo miraba fijamente, y Tom sintió un escalofrío recorrer su espalda.

-¿Por qué no puedes dejarme en paz?— gritó Tom, pero su voz se perdió en el aire. Intentó moverse, pero sus pies estaban pegados al suelo, como si la oscuridad lo retuviera. Cada vez que intentaba despertar, se encontraba de nuevo en la misma habitación, atrapado en la pesadilla que lo mantenía cautivo.

Mientras tanto, Bill, aunque dormido, sintió un cambio en la energía de la habitación. Un leve murmullo de angustia lo despertó. Abrió los ojos y vio a Tom, sudando y con el rostro pálido, atrapado en un estado de terror. Sin pensarlo, se acercó a él, tocándole suavemente el brazo.

-Tom, despierta— dijo Bill con voz suave, tratando de romper el hechizo de la pesadilla. Pero Tom seguía atrapado en su propio mundo, luchando contra las sombras que lo rodeaban.

-¡Bill!— gritó Tom en su sueño, su voz llena de desesperación. -No puedo salir… no puedo despertar.

Bill sintió su corazón latir con fuerza al escuchar la angustia en la voz de su pareja. Se inclinó más cerca, susurrando palabras de aliento. -Estoy aquí, Tom. Solo escucha mi voz. Estás a salvo. Despierta, por favor.

Finalmente, en un momento de claridad, Tom escuchó la voz de Bill atravesar la oscuridad. Con un esfuerzo monumental, logró abrir los ojos, encontrándose en la habitación del hotel, con Bill a su lado, preocupado pero aliviado.

-¿Estás bien?— preguntó Bill, su mirada llena de preocupación.

Tom respiró hondo, sintiendo la realidad envolviéndolo.

-Tuve una pesadilla... sobre alguien que ya no recordaba— mintio -No podía despertar.

Bill se acercó y le puso una mano en el hombro.

-Estás aquí conmigo. No tienes que preocuparte por eso. Estoy contigo.

Tom sintió una oleada de gratitud hacia Bill. La conexión entre ellos se hizo más fuerte en ese momento, y aunque la pesadilla había sido aterradora, saber que tenía a Bill a su lado le dio la fuerza para enfrentar cualquier cosa, incluso sus propios demonios. Con un suspiro de alivio, se acomodó de nuevo en la cama, sintiéndose un poco más seguro, listo para dejar atrás el miedo y encontrar consuelo en la amistad que compartían.

Era la 3 am cuando Tom, inquieto y con la mente llena de recuerdos oscuros, decidió salir al balcón. La brisa fría le acariciaba el rostro mientras encendía un cigarrillo, buscando consuelo en el humo que se disipaba en la oscuridad.

Mientras tanto, Bill se despertó en la cama, notando la ausencia de Tom a su lado. Con un ligero sentimiento de preocupación, se levantó y salió al balcón. Al verlo allí, solo y pensativo, se acercó y abrazó su cintura, sintiendo la tensión en el cuerpo de Tom.

-Era solo una pesadilla— susurró Bill, su voz suave y reconfortante. -Todo estará bien.— Tom sintió cómo el calor del abrazo de Bill lo envolvía, disipando poco a poco las sombras de su mente. Se giró ligeramente, encontrando la mirada de Bill llena de preocupación y amor.

Sin Salida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora