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Bill se despertó lentamente, sintiendo una inquietud en el aire. Al abrir los ojos, notó que Tom estaba en el balcón, con la cabeza gacha y la poca luz de sol  iluminando su figura. Se levantó de la cama y se acercó a él, preocupado.

-¿Qué haces aquí?—  preguntó con voz suave, tratando de no asustarlo. La expresión de Tom era grave, y Bill sintió que algo no estaba bien. Se detuvo a su lado, esperando que Tom se abriera y compartiera lo que lo atormentaba en ese momento.

Tom, con una mezcla de tristeza y anhelo en su mirada, simplemente respondió:

- No puedo dormir—  Sin más palabras, lo atrajo hacia él, haciendo que Bill se sentara en sus piernas. La cercanía entre ellos era palpable, y el ambiente se cargó de una tensión suave y romántica. Tom sonrió levemente, tratando de disipar la oscuridad que lo envolvía, y se inclinó hacia Bill, dándole un beso apasionado y profundo.

Sus labios se encontraron con una intensidad que parecía borrar el resto del mundo. Las lenguas de ambos comenzaron a jugar entre sí, explorando y danzando en un ritmo que les era familiar, como si cada encuentro fuera un regreso a casa. Tom podía sentir cómo el calor del cuerpo de Bill se mezclaba con el suyo, y por un momento, las preocupaciones se desvanecieron en el aire.

Era un instante de pura conexión, donde el tiempo parecía detenerse. A medida que el beso se profundizaba, Tom se sintió más cerca de Bill que nunca, como si sus almas se entrelazaran en ese momento. La pasión crecía, y aunque la sombra de sus pensamientos seguía acechando, en ese instante, solo existían ellos dos. La vida, los problemas, y el pasado se desdibujaban, dejando solo el presente y el latido de sus corazones en perfecta sincronía.

Bill se acercó aún más, casi tocando los labios de Tom, y con un susurro suave le dijo:

-Creo que deberíamos darnos una ducha. Necesitas descansar, no dormiste bien. Yo estaré contigo en todo momento, para que te sientas mejor.

Tom sonrió, sintiendo el calor de las palabras de Bill.

-Sabes, cada vez que estoy contigo, todo parece más fácil. Tu compañía es lo que realmente necesito para sentirme bien— respondió de manera romántica, su voz llena de ternura. -Una ducha suena perfecta, pero solo si es contigo. No hay mejor forma de relajarse que estar a tu lado.

La conexión entre ellos se intensificó, y la idea de compartir ese momento juntos se convirtió en un refugio, donde podrían dejar atrás las preocupaciones y simplemente disfrutar de la compañía del otro.

En la ducha, el agua caía cálidamente sobre sus espaldas desnudas, creando un ambiente íntimo y relajante. Bill miró a Tom con una sonrisa traviesa y dijo: -¿Sabes? Creo que el agua está envidiosa de nosotros.

Tom soltó una risa, sintiendo que la tensión del día se desvanecía con cada gota que caía.

-¿Envidiosa? ¿Por qué? ¿Porque no puede tener un beso tan profundo como el nuestro?— respondió, acercándose más.

Y en ese instante, se hundieron en un profundo beso, el agua rodeándolos como un abrazo cálido. Sus risas resonaban en el pequeño espacio, mientras se empujaban suavemente el uno al otro, disfrutando de la diversión y la complicidad que solo ellos compartían. Las bromas continuaron, llenando el aire de alegría y amor, mientras el mundo exterior se desvanecía, dejándolos solo a ellos dos en su burbuja de felicidad.

Saliendo de la ducha, ambos envueltos en toallas, Tom se acercó por detrás de Bill y lo abrazó con ternura. Susurrándole al oído, dijo:

-No te vayas, necesito que estés aquí para poder dormir.

Bill sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar esas palabras, y se giró ligeramente para mirarlo a los ojos.

-Siempre estaré aquí, Tom. No hay lugar al que prefiera estar que a tu lado— respondió con una sonrisa suave, sintiendo la conexión entre ellos hacerse aún más fuerte.

En ese momento, el calor de sus cuerpos y la intimidad del abrazo crearon un refugio perfecto, donde el mundo exterior parecía desvanecerse y solo existía el uno para el otro.

Tom, al no haber dormido en toda la noche, se puso su pijama y comenzó a secar sus trenzas. Acostado en la cama, miró a Bill y le dijo:

-¿Te puedes acostar conmigo? Me gustaría hablar sobre los planes de playa antes de regresar a Francia

Bill sonrió y se acercó, acomodándose a su lado.

-Claro, me encantaría. He estado pensando en eso. ¿Qué te parece si vamos a la playa pasado mañana? Podríamos pasar el día nadando y disfrutando del sol antes de que todo termine—  sugirió, sintiendo que la idea de la playa traía consigo un aire de aventura y relajación.

Tom asintió, sintiéndose más tranquilo al hablar de sus planes.

-Sí, eso suena perfecto. Necesito un poco de tiempo para desconectar antes de regresar— respondió, dejando que el cansancio se desvaneciera poco a poco mientras disfrutaba de la compañía de Bill.

Bill, sabiendo que Tom estaba profundamente dormido, se inclinó hacia él y comenzó a hablarle suavemente.

-Tom, sé que estás pasando por mucho y quiero que sepas que estoy aquí para ti. Confía en mí— le susurró con ternura.

Luego, se acercó y le dio un leve beso en los labios, sintiendo la calidez de su piel

-Siempre estaré a tu lado— murmuró antes de acomodarse a su lado, dejando que el suave ritmo de la respiración de Tom lo arrullara. En ese momento, Bill sintió que el amor y la preocupación se entrelazaban, creando un lazo aún más fuerte entre ellos mientras ambos se sumergían en un sueño sereno.

Sin Salida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora