Cápsula de amor propio #2

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SEGUNDAS OPORTUNIDADES

¿Otorgarlas o no?

Otorgar una segunda oportunidad en una relación puede parecer atractivo cuando lo único que deseamos es recuperar lo que éramos antes del dolor. Sin embargo, es fundamental evaluar si realmente es lo mejor para ambas partes. A menudo, al dar una segunda oportunidad, caemos en la trampa de los mismos patrones destructivos que causaron la ruptura inicial. Si no ha habido un cambio significativo en el comportamiento de ambos, es probable que los problemas persistan y se repitan, haciendo del caos algo mucho peor.

Es esencial ser honestas acerca de por qué queremos dar una segunda oportunidad. ¿Es por amor genuino y la esperanza de un cambio real, o por miedo a la soledad y la incertidumbre? A veces, el deseo de recuperar lo familiar puede cegarnos ante las realidades y las necesidades de nuestro bienestar.

Es cierto que hay excepciones en las que las segundas oportunidades resultan algo positivo, pero lamentablemente, en la mayoría de los casos no sucede así. Cuando otorgamos una segunda oportunidad, estamos otorgando también el poder de que nos vuelvan a dañar, porque muchas veces, quien lo hace una vez, lo vuelve a hacer.

Un segundo intento nunca será igual; puede ser mejor o puede ser lo que termine de destruir lo poco que quedaba de la relación. Las expectativas de cambio y mejora pueden chocar con la realidad, generando más dolor y frustración, llevando la destrucción entre ambos a ser devastadora.

Al otorgar una segunda oportunidad, existe el riesgo de que ambas partes se vuelvan complacientes. La percepción de que siempre habrá una segunda o tercera oportunidad, puede disminuir la motivación para hacer los cambios necesarios y mejorar la relación de manera significativa. Además, de traer consigo el desgaste emocional que conlleva la desconfianza y el miedo de que pueda volver a fallarte, lo que puede afectar considerablemente tu salud mental y tu futuro en otras relaciones.

Cuando las segundas oportunidades no funcionan, resultan siendo peores que la primera vez que fallaron, porque la sensación de haberlo permitido, de haber confiado, de haber sido ingenua al volver a creer en la misma persona que ya te había fallado, te hace sentir peor que la primera vez. En lo personal, pienso que antes de considerar volver a intentarlo con esa persona, debes reflexionar sobre las consecuencias que esta decisión puede tener en tu autoestima y bienestar. Recuerda que nunca es recomendable regresar al lugar donde te hicieron daño. La versión de ti que deseas ser ahora no podrá florecer en el mismo entorno que te hizo perderte a ti misma.

Recuerda:

Es difícil curarse en el mismo lugar donde se causó la herida.

Postdata DEJARÁS DE DOLERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora