Alexandra
Mis brazos y manos duelen, el top esta empapado de sudor y el agua que llevo en la botella más termina encima de mí que lo que llego a ingerir —tus habilidades han mejorado bastante —dice el entrenador personal que los demonios mandaron desde Rusia para que continue entrenando.
—Y aun así, sé que no es suficiente para llegar a derribarlos —mi entrenador, un hombre de lo más musculoso y con una cabellera demasiado larga rubia que lleva trenzada me da la mano para ponerme de pie.
—No puedes compararte con ellos —dice —llevan entrenando toda una vida, tu apenas vas 5 años —hace un movimiento intentando hacerme una llave, pero yo lo esquivo y le doy una patada a la altura de la cabeza que él logra cubrir con su brazo —bien, nunca bajes la guardia —sonrío y cambio de postura, esta vez sí logrando darle en la nariz y que retroceda varios pasos.
—¿Así o más duro, entrenador? —este se limpia la nariz sonriendo de una forma que sé que lo he encabronado en cierta forma.
—Al parecer no he sido muy exigente, Ninfa —se abalanza de nuevo y nos metemos de lleno en una lucha cuerpo a cuerpo por lo menos de una media hora más, donde termina con ambos fatigados, pero sonrientes.
En estos años le he hallado el gusto a desgastar energía en las luchas, quitando el hecho de que mi cuerpo ha mejorado en apariencia gracias a los infernales ejercicios, me ha ayudado a no volver a desmoronarme y poder manejar mejor mis emociones. Mi teléfono suena que con pereza voy hacia mi bolso y veo que el código es de Rusia —¿ya extrañándome, дедушка?
—Imposible no hacerlo, la casa ha vuelto a ser muy silenciosa sin ti —me rio cayendo sentada en una de las butacas del gimnasio —¿entrenando?
—Acabo de terminar la tortura diaria —ahora él se ríe —¿ha pasado algo? —su risa se corta y son varios segundos que la línea ha quedado en silencio —¿дедушка?
—Él está en España —el estómago se me hace un nudo y mi garganta se seca —según el espía que hay dentro, aterrizó hoy.
—¿Sabe que yo estoy aquí?
—Aun no, pero es cuestión de tiempo —tomo una respiración profunda, "sabía que esto es inevitable, pero la sensación de molestia no desaparece".
Volví a Madrid con la intención de atraer la atención de Danilo y David. Por los contactos de los demonios y de Reina, supe que David está aquí encargado de una empresa de fármacos, bajo un nombre falso junto con la fachada de ver por el ciudadano, ha llegado a meter en el mercado supuestos fármacos milagrosos que curan en menos tiempo que los que ya se comercializa, cuando en realidad usa a los que lo toman como conejillos de indias y de paso, introduce nueva droga en el mercado negro de aquí a modo de crecer y volverse un competidor de Alemania.
—Mantendré la guardia alta y le pediré a Richard que vigile las cámaras de la ciudad para que sepamos por donde se mueve.
—Ten cuidado, no lo enfrentes, deja que ellos mismos lleguen hasta ti.
—Si, lo sé.
—Alexandra —me llama —¿aun tienes sentimientos por Mase Pierelli? —su pregunta me toma desprevenida, pero es algo que sé que él y los demonios se cuestionan bastante, "¿aún hay algo?". Los recuerdos de mi supuesta relación vuelven y si bien para mí son recuerdos dulces, mis días llorando cuando supe la verdad, el día que lo vi en ese altar al lado de otra mujer diciendo que sí, son recuerdos que terminan convirtiendo a los otros en cenizas y mucho más con lo que he visto que ha hecho todos estos años.

ESTÁS LEYENDO
REYES
RomanceLIBRO 2: SAGA REENCUENTROS Y SECRETOS Carreras, diversión y estudios, en eso consistían nuestros días y estábamos bien con eso, hasta la noche en que volvimos a verla. En nuestras mentes vivía su imagen de infancia; frágil, gentil, hermosa y con uno...